por Constanza Vergara
Todas hemos pasado por el momento en que lloramos a moco tendido por que los sueños, expectativas, lindos momentos y promesas a veces llegan a su fin, y las vemos irse al otro lado del mundo… Y claro, si no ha sido así, también hay que saber que nadie está libre…
Me declaro parte de la muestra: después de casi 7 años de relación, finalmente decidimos tomar caminos separados. Llegué a creer firmemente que no podría volver a enamorarme de alguien de la manera en que ya lo había hecho, que no iba a encontrar en ningún lado a quien me generara la confianza que creamos después de tanto tiempo. Y bueno, la situación en sí era difícil.
Sin embargo, la verdad es que pasó poco tiempo para que alguien viniera a “jotear”, pero claro, el amor no se va de un día para otro y fueron relaciones que preferí dejar pasar…
Hasta… que lo conocí (como dice la canción).
Ahora entiendo que lo mejor fue darme el tiempo de estar sola y pensar las cosas objetivamente, sin apresurarme por "la costumbre" de estar en pareja.
La primera vez que lo vi, su risa provocó que las mariposas en la guata que hacía tiempo no sentía revolotearan como nunca. Sinceramente, baboseaba con cuática al verlo, lo que sucedía una vez a la semana. Jamás pensé que me iba a pescar, porque es mayor que yo (cosa que supe mucho después). De todos modos era un hombrazo y era difícil que no estuviera en pareja. Así y todo, mi sorpresa fue cuando me invitó a salir.
Todo es y ha sido perfecto desde el primer beso. Ya llevamos casi 6 meses juntos y ahora pienso en todas la veces que creí que no volvería a enamorarme. Y aquí estoy, más babosa que nunca por haber encontrado al hombre que me ha hecho la mujer más feliz del planeta…
El corazón, además de ser el músculo del cuerpo más importante, también cuenta con una inteligencia extrema, porque aunque tarde, tiene la capacidad de regenerarse aunque haya estado en mil pedazos.
Siempre he creído que todo lo que pasa es para mejor y hasta ahora no me he equivocado. Las oportunidades llegan cuando tienen que llegar y en el amor (al parecer) llegan cuando dejas de buscar y menos te lo esperas. Este sentimiento te sorprende, esa es su gracia, y te da en el lugar preciso para que no puedas arrancarte y tengas que sucumbir bajo el poder de la cursilería y el baboseo extremo. ¿Y qué más da?... Si en la vida las cosas por las que vale la pena vivir son al fin y al cabo, las que te hacen feliz.
Foto CC vía Flickr (Alessandro Baffa)