Indudable que el día de nuestro matrimonio es muy especial y queremos tener cerca a todas las personas que nos son significativas, para que así puedan compartir nuestra alegría. Sin embargo, hay formas adecuadas para cumplir este propósito y otras que, definitivamente, son bastante desafortunadas.
Es el caso de la estadounidense Shona Carter-Brooks, quien sentía que Aubrey - su bebé de sólo un mes - debía permanecer con ella en cada segundo de la ceremonia, para lo cual no encontró nada mejor que ¡amarrarla a la cola de su vestido de novia!
A los invitados, esta descabellada idea les pareció de lo más emotiva e incluso hubo quienes declararon el haberse emocionado “hasta las lágrimas”. A la opinión pública, no obstante, esto no le pareció nada conmovedor y acusan a Shona de maltrato infantil. Muchos consideran que el caso debiera reportarse a los servicios de protección al menor. La mujer, en tanto, insiste en que deseaba llevar a su hija consigo y que ésta “tenía todo lo que necesitaba”.
Personalmente, creo que el amor va más allá de lo que yo deseo; se trata de si ésto es beneficioso o no para el ser objeto de mi afecto. No sé si vieron las fotos, pero creo que arrastrar a un niño por los suelos atado a la cola de tu vestido no es romántico, ni tierno, sino un descriterio que da cuenta de un egoísmo tremendo. ¿O acaso a alguna le gustaría ser transportada de esta forma tan incómoda? No lo creo. ¿Que no la podía llevar entre sus brazos o en algún coche?
Nuestros seres queridos no son botones o accesorios de los que podamos disponer a voluntad y - si el sentimiento hacia ellos es positivo- velar por su bienestar es la prioridad uno. ¡En especial si son tan pequeñitos!. Mi humilde opinión… pero bueno, de todo hay en este curioso mundo.
¿Ustedes qué creen? ¿Fue buena la idea de Shona?
Imagen CC AviviJ