El partido terminó y yo fui en busca de una toalla, abrí la ducha y mientras el agua corría por mi pelo, mis lágrimas lo hacían por mi cara. Yo creí que íbamos a ganar. Y no sólo porque los jugadores eran buenos, o porque Sampaoli fuera ídolo, no. Yo lo creía porque pienso qué las cosas imposibles se pueden lograr. Porque sé que para el que cree todo el posible, pero aún así: no se pudo.
La derrota es difícil, sobre todo cuando tienes altas expectativas. Para los que dudan es algo normal, pero yo no era de aquellas. Nunca lo seré. No dejaré de creer, aunque pierda.
Mi marido, resignado, me dice: aún nos queda la Copa América. Pero siento que nos queda mucho más que eso. Si bien pasar la página es lo necesario, algo en mí dice que antes de dar vuelta debo leerla y reconocer que este mundial nos dejó cosas buenas.
Nos dio una meta en común. Esa unidad que sólo vemos en los terremotos o incendios. Reuniones familiares donde el hermano del primo del amigo vino al asado del día viernes. Nos unió con los jefes en el abrazo del gol y también nos permitió ver el lado amable al dejarnos salir antes. Aprovechamos las ofertas y renovamos la TV. Nos dejó abrazos, sonrisas y tres colores que opacaron el plomo del invierno. Nos dio banderas que ondulaban en un mes que no era septiembre. Nos dio la alegría de ver un estadio lleno cantando a todo pulmón que tenemos una dulce patria, un cielo azulado y un mar que nos promete futuro esplendor.
La derrota no es algo a lo que debemos acostumbrarnos, pero sea cual fuere su causa, siempre será importante tomar lo bueno y dejar lo malo. Piensa que para llegar a una derrota fue necesario luchar, lo hiciste y eso es un logro. La vida nos pone pruebas, porque sabe que podemos cumplirlas. Llorar es necesario, pero hay que limpiarse los ojos, mirar hacia adelante y seguir. La victoria siempre estará ahí para quien quiere seguir luchando por ella.
Piensa en lo que queda por superar, no importa si ya fallaste una vez al intentarlo. La vida nos da revanchas. la que viene será la tuya. Entonces, ¿vamos por la victoria?
Imagen Twitter Andy Zepeda Valdés