Hace unos días les conté sobre mi experiencia entre dos amores: mi pololo de ese entonces y el mino rico de mi U. No sé qué onda la ley de la atracción, pero tiempo después de revivir esa historia, mi ex me “whatsappeó" y yo quedé helada. Hace casi un año que nos habíamos eliminado de toda red social, pero cuando vi ese “hola flaca/número desconocido” mi corazón supo enseguida que era él.
A pesar de que el punto final de nuestra relación fue de mutuo acuerdo y en buenos términos, ambos decidimos dejar de vernos. Sabíamos que nuestra historia ya no daba para más, pero también teníamos claro que el sentimiento seguía muy fuerte. En lo personal me viví el luto a concho, lloré durante meses y me temblaban los dedos por mandarle un “inbox” o un “whatsapp” citando a Arjona: Y es que “me enseñaste de todo excepto olvidarte” jajaja, cebolla “mode on”.
Así fue como pasaron los meses y me acostumbré a la idea de extrañarlo. Él nunca me buscó y yo tampoco lo hice porque el orgullo me ganó. Supuse que los dos estábamos mejor caminando separados, pero debo admitir que jamás deje de pensar en sus ojos y de imaginar el día en que tocara la puerta pidiéndome una oportunidad. Sin embargo, el tiempo no perdona y es el mejor aliado del olvido.
Cuento corto, hoy estoy en otra, feliz, enfocándome en mis estudios y mis amigos. No ando buscando una relación, pero tampoco me cierro a la posibilidad. Simplemente vivo y disfruto cada día. Mi ex ya no era tema para mí, hasta que hace unos días que volvió a aparecer con la clásica técnica del “quería saber cómo estás”. O sea, si en un año no te preocupaste de mí, créeme que esta excusa es muy ¡pobre! Siendo sincera, igual se me revolvió el estómago, pero respondí digna e indiferente.
Y a ti, ¿te ha buscado tu ex? ¿Cuál fue tu reacción?
Imagen CC David van der Mark