Cuando comenzamos una relación, obviamente queremos mostrar lo mejor de nosotras. Ese periodo mágico en que conocemos a quien puede acompañarnos largo tiempo es ¡decisivo! para que todo resulte, por lo tanto, jugamos nuestras mejores cartas. ¡Y es que queremos que se convenza de que no hay nadie mejor que nosotras para darle el amor y la felicidad que le hagan falta! Y en este afán es que comúnmente caemos en ciertas “mentirillas blancas”.
Conscientes de ello - y con el claro objetivo de “ponernos en evidencia” - es que los hombres de la revista Men’s Health consultaron a una serie de expertos, quienes identificaron "nuestros cuentos" más comunes. ¿Quieren saber cuáles son? ¡En Fucsia les contamos!
1. “¡Me fascinan los deportes! De hecho, soy hincha acérrima del Colo/la Cato/la U” Esta mentirilla es una de las más típicas, ya que al estar recién conociéndolos estimamos que tener una pasión en común nos dará mayor cercanía. Nos mostramos exageradamente entusiastas ante los goles del equipo de sus amores, lo cual ellos perciben. ¡Ojo! que fingir fervor por algo que realmente no nos mueve, puede crear “resentimiento” en nosotras.
2. “Me gusta conservar mi espacio”. Es cierto, las mujeres amamos tener tiempo para nosotras; el café con las amigas o la cita con la depiladora. Pero asimismo, ¡nos encanta compartir bellos momentos con nuestros amados! Y aunque queremos parecer chicas independientes, con un mundo propio (que lo somos), a veces exageramos en este cometido. He ahí la explicación a discursos tan contradictorios como decirles que salgan con sus amigos y luego enojarnos porque nos hicieron caso. En el fondo, queremos que ellos nos vean como minas autosuficientes, pero que igualmente busquen nuestra compañía en forma constante.
3. “¡Siempre tengo ganas!” Estamos conscientes de lo sensible que es para nuestro compañero el tema sexual. Por lo mismo, si estamos cansadas o con malestares físicos, no lo manifestamos a la hora de intimar, ya que queremos parecer dispuestas y llenas de deseo. Después de todo, jamás haríamos algo que hiriera su ego. (¡Y nos sentimos mega ofendidas cuando son ellos quienes lo hacen!)
4. “No me molestan tus amigas”. Si bien nos encanta que ellos “nos entiendan” y sintonicen con nuestro género, nos ponemos recelosas si exageran. Si cuentan más amigas que amigos, nuestras “antenitas de vinil” detectan la presencia del enemigo y nos ponemos mañosas nivel omega. Esto, aún cuando celebremos el hecho de que se lleve tan bien con otras féminas.
5. “Soy súper relajada”. Era la frase favorita de Dolores (Elisa Zulueta) en “Socias”. La repetía a su amante, Pablo (Álvaro Morales), quien aseguraba haber dejado a su esposa e ir pronto a compartir departamento con ella. En el afán de no presionarlo, la chica exageraba, evidenciando con la frase exactamente lo contrario: quería que se apresurara. Este ejemplo nos refleja perfecto, ya que muchas tenemos ¡pavor! de parecer brujas o exigentes, ocultándonos tras una frase que no representa nuestros anhelos.
6. “Estoy bien/No pasa nada”. Esta sí que es un clásico, que encabeza el “diccionario” femenino. Acostumbramos pronunciarla cuando estamos ¡ultra molestas!, pero “sabemos” que si lo manifestamos él se pondrá a la defensiva sin comprender nuestras razones. Juzgamos preferible no iniciar una discusión “de sordos”, aunque nuestra actitud evidencia la ira.
Y ustedes, ¿cuántas de estas mentirillas han dicho?
Imagen CC juliet_earth