Recuerdo que me sentí muy atraída hacia una persona, sin embargo me costaba un mundo llegar a él. No era como con otros, con quienes fácilmente podía establecer una conversación de la nada o que conectáramos de forma natural, ¡todo lo contrario! Había una barrera entre nosotros y no lograba descifrar por qué.
Este personaje - adorable por cierto -, era un artista: músico innato, con mucha sensibilidad por las cosas lindas de la vida. Logró conquistar mi corazón cruzando muy pocas palabras. Desde entonces, no logré sacarlo de mi cabeza y las noches se hacían eternas pensando en él, ¡soñando despierta!.
Lo veía muy poco, pero estaba dentro de mis círculos, por lo que sabía que en algún momento nos toparíamos. ¡Sensación wow!, pero al mismo tiempo ¡terror! Hasta que en un carrete, las cosas se dieron naturalmente: un gran ambiente, rodeados de buenos amigos, música en vivo y el encanto del "amor".
¡Esta es la mía! Dije y claro, como mujer soñadora que soy, pensé que todo saldría excelente y ¡por fin tendría a ese bombonazo conmigo!, después de varios meses de ensueño.
Si amigas, nunca olvidaré esa ¡única! vez en que me declaré y con toda la fuerza de mi corazón, pero en pocos minutos me vi ahí, llorando como una Magdalena. Él fue muy caballero conmigo; lindo, atento, incluso tierno, pero me dijo que venía saliendo de una relación de años y aún no se sentía preparado para estar con alguien. Sólo quería enfocarse en su profesión, reencontrarse consigo mismo y pasar un tiempo pensando en lo que realmente quería. El típico “no eres tú, soy yo”. Cuec.
¿Quién no lo ha escuchado alguna vez?
Al principio me costó mucho entenderlo y me las sufrí todas, pero ahora sí comprendo su situación. Además, aunque nos destroza el corazón saber que la persona en la cual fijamos nuestra atención no nos corresponde, con el tiempo aprendemos que todo pasa por algo. Y bueno, si queremos a alguien de verdad, siempre querremos lo mejor para él, independiente de su decisión.
Y bueno, a nosotras también nos puede pasar que algún amigo "se confunda" y nos pida más cariño del que estamos dispuestas a darle ¿Qué hacer si no podemos verlo con "otros ojos", o queremos estar solas? Nada, pues. Sólo ser honestas. Yo le agradezco a él que lo haya sido conmigo. Al menos, quedé en la tranquilidad de que me la jugué por lo que quería y si no resultó, pues ¡vendrá más adelante!
Ustedes, ¿alguna vez se declararon? ¿Les resultó o fue un fiasco?
Imagen CC tsuihin - TimoStudios