Es cierto que todo mes trae su afán, pero yo he vivido en carne propia los estragos del invierno y felizmente puedo decir que ¡pasé agosto!.
Para muchos será el mes de los gatos, la previa a septiembre o simplemente un mes más. Pero para mí no. Típico que todos los años en estas fechas me enfermo, me dan ataques de asma o no duermo producto de los gatos y sus carretes en el techo; me doblo un pie, me caigo a una poza o me resbalo por las lluvias. Me estreso en extremo, dado que ya va más de medio año y las energías no son las mismas o me pongo tristona por los días feos. Es que agosto es un mes pesado para mí. Se me hace eterno. Cuento los días para que termine.
Por ello, cada primero de septiembre es motivo de alegría. No dejo de cuidarme, pero me motiva que tendremos unos días feriados en que —si la suerte me acompaña— no sólo lo pasaré bien, sino que también descansaré al menos un día y tendré a mi parrillero en las labores culinarias.
Históricamente, he visto abuelitos y vecinos que nos dejan en estas fechas. Tal como dice el dicho: agosto los prepara, septiembre se los lleva, por lo que no hay que descuidarse ni un momento.Creo que llevaré unos meses más los guantes, gorro y bufanda en mi cartera.
Y tu ¿celebras que pasaste agosto? ¿Qué planes tienes para septiembre?
imagen cc: Jadis,La Lune