Septiembre: mes de viento, tierra y ¡mucha comida!. Pero si debiera colocarle un adjetivo, para mí es diversión. Eso sí, no podemos negar que existen esos apáticos que no se entretienen con nada, los bien conocidos: volantines de cuero.
No importa cuánta carne tienes sobre la parrilla, lo bien adornado que está el patio o lo mucho que te esforzaste por dejar fina la cebolla del pebre; no falta el pesado/mala onda que encuentra todo mal. El volatín de cuero es ese típico personaje al que no le gusta el 18, le cargan las fondas, los niños de vacaciones (que juegan en la calle y gritan hasta medianoche), no soporta los borrachines pasando la mona en la esquina y mucho menos que se le acerquen con sus aromáticos alientos.
Imagen CC: Only Charlie
A ellos es bueno darle el mejor pedazo de carne, el más blando, para que no se atraganten cuando comenten que tiene poca sal. Será bueno alejarles los jarros de terremoto y siempre colocar a los niños lo más alejados posible para que no los reten por comer con las manos o limpiarse en el mantel. Por mucho que estos especiales familiares incomoden, lo más sano es intentar que lo pasen bien; disfrutar de sus rabietas y sus caras gruñonas. Nunca contagiarse con su mal humor. Debemos recordar que son pocas las instancias en que tenemos tiempo para compartir en familia y con amigos. Cuando los años pasen recordaremos con alegría esas cosas que hoy en día nos hacen pasar rabias. El 18 es una fiesta nacional y debemos celebrarlo en grande. Con una gran sonrisa.
¿Cuál es el volantín de cuero de tu familia?
Imagen CC: Ana