Dicen que la madurez llega en algún momento de la vida. No obstante, tengo una amiga que ya con sus treinta y tantos se sigue comportando como si fuera adolescente. Recuerdo que nos conocimos en la enseñanza media y que siempre me llamó la atención por su personalidad imponente. Ella pertenecía al grupo de las "populares", era muy regia y tenía una buena llegada hacia los chicos, por lo que siempre la invitaban a las mejores fiestas. Luego, pasaron los años y las cosas cambiaron… Bueno, no todas.
Tras salir de la enseñanza media, por mi parte, entré inmediatamente a la universidad. En tanto, mi amiga decidió postergar el tema. Es verdad que cuando sigues estudios superiores, no necesariamente te conviertes en una persona madura (de hecho conozco a varios profesionales que se comportan como cabros chicos), pero de a poco las prioridades comienzan a cambiar y de pronto te das cuenta de que la vida es más grande de lo que pensabas en el liceo. No obstante, mi amiga se quedó pegada en su etapa adolescente, y sobre todo en las fiestas.
Ella es de esas personas que duran poco en un trabajo, les gustan las salidas nocturnas y siempre anda preocupada de los hombres. Es más, cada vez que nos juntamos habla del mismo tema: del tipo que conoció la noche anterior, que se fueron juntos, que lo pasaron bien, pero que ahora no la llama. A veces también me cuenta del sujeto que la agregó por Facebook, que se quiere juntar con él, y que si acaso yo me lo comería. De partida, engullirme a alguien que no conozco no me genera confianza y, por lo demás, no tengo esos hábitos canibalescos. Pero, personalmente, creo que nadie te contacta por las redes sociales y arma una cita para conocerte en forma profunda (pueden que sí lo quieran hacer, pero de otro modo). En fin, te buscan para pasar el rato. Feo, por lo demás.
Mi amiga es de esas típicas personas que les gusta hablar sobre sí mismas y oír sólo lo que quieren escuchar. Cuando le dices lo contrario - o una verdad que no le gusta -, se enoja. Totalmente inmaduro. Considero que un amigo de verdad está ahí para apoyarte en las buenas decisiones, pero si de pronto ve que estás mal en algo, también debe advertirte y aconsejarte o no sería un buen amigo.
En fin, creo que amigos de este tipo son un reto. Yo a mi amiga la aprecio y no pierdo la esperanza de que recapacite algún día y tome un buen curso para su vida. Mientras tanto, seguiré siendo como soy y dándole los mejores consejos que pueda. Aún cuando no me los pida, ni sean de su agrado; aunque me cause más de un dolor de cabeza.
Y tú, ¿tienes alguna amiga inmadura?
Imagen CC my.beautiful.disaster