Sencillamente me declaro fanática de las segundas partes. Creo, al contrario de lo que muchos piensan, que no tienen nada de malo. Es más, afirmo que son harto mejores que las primeras, porque ya sabemos de qué se tratan y podemos avanzar algo más confiados, intentando no repetir lo que salió mal. Por eso, cuando mi ex pololo me preguntó si quería volver, decidí decir que sí.
Las razones para dar una nueva oportunidad son varias, aunque la más importante es el grado de madurez alcanzado después del quiebre. Él cambió, yo cambié y tenemos ganas de consensuar ciertas diferencias; él se equivocó y yo también me equivoqué. Nos perdonamos y es momento de no volver a errar – al menos en los aspectos en que ya lo hicimos. Listo, simple y sencillo: no más rollos ni dramas.
El caso es que llevamos un tiempo y las cosas han marchado sobre ruedas. Ya nos conocemos harto, por lo que retomamos la relación con la misma confianza de antes. Eso sí, ha costado recuperar la normalidad de las discusiones o desacuerdos – andar con cuidado, tratando de no embarrarla de nuevo ha sido cosa de todos los días – algo que, sin duda irá decantando con el paso del tiempo. Espero.
Las expectativas ya no son un tema para nosotros y actuamos de una manera mucho más natural, sin esperar agradarle al otro todo el tiempo, lo que hace cada encuentro mucho más relajado. Nuestras conversaciones fluyen mucho mejor y hay menos presión en todo ámbito. Por ejemplo, ya no dejamos las conversaciones serias para después y somos capaces de dar nuestros puntos de vista sin tener que gritar o faltarnos el respeto.
Es que, no sé si también les ha ocurrido, pero yo ya he sido lo suficientemente tonta orgullosa, como para dejar atrás una buena relación por pequeñeces. Y no falla: pasa el tiempo, la herida se sana, pero quedo con la inevitable interrogante de "¿Qué hubiese pasado si…?" La que nunca llego a responder y me pena durante varios años. No sé, creo que lo mejor es arriesgarse a una nueva oportunidad en estos casos. Si no resulta, aprendiste, lo intentaste y no quedarás con la duda. O al menos habrás dado todo de ti, y eso por sí solo vale la pena enormemente.
Imagen CC: is katz