por Lya Nicolás
Nunca fui de las mujeres que se arriesga por poco tratándose de hombres, quizá puede ser hasta porque me da pereza. Convengamos también que existe una sencilla razón: ningún chico llena mis expectativas.
Tras muchas lecturas, películas, canciones, series, teleseries, revistas, largas conversaciones, llantos, risas y discusiones con mis amigas, amigos e inclusive con mi madre -nótese mi nivel de angustia- , me di cuenta de que todos estos personajes, incluida yo, buscábamos numerosas e inalcanzables características de nuestros futuros amados. Y en realidad ,quienes tenían una genial pareja y envidiable relación, sólo alcanzaban uno o dos atributos de su rigurosa lista.
Sus novios no eran modelos de Calvin Klein, con un estilo exquisito. Tampoco eran intelectuales, millonarios, poetas románticos ni mucho menos el alma de la fiesta. Eran hombres perfectamente imperfectos; unos más celosos, otros más gruñones, algunos más simpáticos, y ¿por qué no decirlo?, hombres bastante guapos e interesantes, pero ¡ojo! ninguno reunía todo lo bueno de la lista por sí solo.
De ahí nacieron mis dudas y preguntas, ¿tenemos realmente todo lo que buscamos en nuestro hombre o será que nos conformamos? ¿Es amor o tan sólo compañía?
Pensé que ellas se habían rendido. Que por temor a la soledad, la falta de cariño y qué se yo, hasta por sexo, estaban con personas que no llenaban sus expectativas.
Tras muchos experimentos amorosos en mi vida, llegó ese chico, aparentemente fabuloso. Con esto no estoy diciendo que no lo sea a su manera, pero de la gran lista con la que alucinaba, en realidad no tenía más que un par de tickets.
Con el tiempo comprendí que mis altas expectativas acerca de lo que debía tener en un hombre y en mi relación, no eran más que idealizaciones; una obsesión inmadura de buscar específicamente lo que deseaba Una meta más, un objetivo, una locura egoísta, que empaña sorprenderse de la vida, de las personas y del amor.
¿Será que todas las estructuras que construimos acerca del amor, nos están alejando por completo de él? ¿Será que inventamos estas listas, por el temor a equivocarnos?
Aún no sé si es conformismo o no, pero la lealtad, la complicidad -y bueno digámoslo, el sexo increíble- anularon mis expectativas, sepultando esa búsqueda incesante de dar visto bueno a esa inalcanzable y estúpida lista.
No sigamos perdiendo el tiempo, experiencias y sorpresas, rebuscando personas exitosas en todos los sentidos. Recordemos que todos tenemos algo sublime que amar. ¡Adiós listas y más aventuras reales, chicas!
Imagen CC violscraper
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