Como cada noche, te acuestas en tu cama lista para descansar de tu ajetreado día. Sin embargo, en tu subconsciente una pequeña voz te susurra al oído: "la tesis, la tesis, avanza en la tesis…"
¡Y ahí quedaste! Te viene el cargo de conciencia y comienzas a hacer trabajar tus neuronas redactando algunos párrafos en tu cabeza, rogando que no se te olviden para escribirlos al otro día. Incluso aquellos a quienes la culpa no deja dormir, son capaces de levantarse y comenzar a trabajar por horas para recuperar el tiempo procrastinado.
Sumas y restas como nunca en tu vida, tratando de calcular cuánto tiempo te queda para defender la investigación que tanto llevas trabajando. Si la cifra no supera los 2 dígitos, definitivamente la desesperación se instala.
Es complejo estar en periodo de tesis, porque además de trabajar en ella debes cumplir con el resto de tus labores: universitarias, laborales y del hogar. Por lo tanto, lo que es “más fácil” dejar de lado es “tu vida”. Los amigos, la familia y hasta la pareja se ven afectados por este tormentoso momento, pues hay poco tiempo, la disposición física y psicológica es de evidente tensión. ¡Ni hablar de los estados de idiotez! (tremendos) por la falta de sueño, mala alimentación, horas de lectura, cansancio y presión al sentir que el tiempo se acaba.
Así que si usted tiene un hermano, amigo, conocido o andante que está en esta importante etapa de su vida ¡No le joda la pita! Después de todo, se está jugando su futuro como profesional. A cambio dele amor, espacio, comprensión, comida rica y ¡téngale paciencia!… En diciembre la hecatombe de universitario tesista se acabará.
Imagen CC BrittneyBush