Suena a final de película romántica eso de entrar a la Universidad, encontrarte cara a cara con quien será el hombre de tu vida y disfrutar de una relación larga, estable y llena de amor. Pero hay gente a la que le pasa.
Bueno, claramente a mí no me pasó pero sí los conocí a ellos, compañeros de la carrera de Derecho en la Universidad La República - sí, hace años. Se conocieron, fueron amigos, se enamoraron y comenzaron un pololeo eterno y super romántico. Bueno, y como me encantan los spoilers les cuento que ya llevan más de 15 años casados y tienen un precioso niño de 7 años.
Sol tenía unos veintitrés, cuando se encontró cara a cara con Derecho Económico. Fiel a la tendencia familiar de no lograr comprender nada que tenga que ver con números, estuvo a punto de reprobar el ramo. Ahí fue cuando apareció él, tres años menor y extremadamente inteligente, ofreciéndole estudiar para ayudarla a salvar el ramo. La ayuda derivó en largas jornadas de estudio, conversaciones eternas y, por supuesto, el infaltable coqueteo que terminó en un lindo pololeo.
Ella siempre ha sido mucho más pragmática, él soñador empedernido. Ella terminó la carrera y hoy es una flamante abogada. A él nunca le gustó, siempre soñó ser escritor y hoy escribe para distintos medios extranjeros y nacionales. Tiene su propia librería de temas esotéricos y ocultistas.
Claro que suelen tener problemas, como todo el mundo. Pero hoy están cada día más felices y unidos, junto a su pequeño hijo y Jack, el perro de la familia. ¿Quieres experimentar una historia así? Sí, yo también. Pero supongo que vivir feliz por mientras es una buena técnica para esperar por ello.
Imagen CC Tomasz Wagner