El otro día, conversando con una amiga, me contó una historia bien entretenida que quise compartir acá, ya que es una de esas personas que ¡me hace tanto reír! Resulta que se inscribió en un curso de inglés para perfeccionarse un poco (bueno, ¡mucho! jaja). La primera semana estaba muy tranquila, todo resultó bien con sus compañeros y el profesor era un siete.
El problema comenzó en la segunda semana, cuando se incorporó un compañero nuevo: nada menos que ¡su ex del colegio! Y para peor, lo había pasado re mal con él, ya que la hizo sufrir bastante. Era de esos hombres que no te toman en cuenta delante de otras personas. Y claro, porque era mayor: mientras mi partner cursaba tercero medio, el pastelito ya estaba en la Universidad.
La vida da vueltas y de un día para otro nos encontramos con quien menos lo esperábamos. Pero estar todos los días con él en clases ¡era ¡verdaderamente estresante para ella!
Se miraron, pero no se tomaron en cuenta. En el 'break' ella salió un rato de la sala y el la buscó. ¡No se la podía creer!, por todos esos malos recuerdos que había guardado. Sin embargo, resultó que pudieron conversar de lo más bien, recordando su historia, pidiéndose disculpas por los errores cometidos y empatizando nuevamente.
Mejor así ¿no creen?. Ya que no era la gracia salirse de un curso dónde has invertido varias lucas. ¡Porque la pobre ya estaba tan colapsada que quería irse en cuanto lo vio!.
Moraleja: aunque algunas historias hayan sido fuertes, complicadas e incluso tormentosas, después de un tiempo las cosas pueden cambiar. Siempre hay oportuidad de resolver las diferencias e incluso reírse de la situación, como le pasó a mi amiga.
Y a ustedes ¿les ha ocurrido algo similar?
Imagen CC Dave_B_