Generalmente nuestra personalidad se compone de varios aspectos que nos hacen mujeres altamente interesantes y/o únicas. Muchos de esos aspectos son cosas de las que estamos conscientes y que resaltamos a la hora de mostrar nuestro máximo potencial. Pero, ¿qué pasa cuando hay ciertos componentes que no controlamos y que ni siquiera sabemos que existen?
Eso me pasa a mí y estoy segura que también a muchas de ustedes: Yo soy coqueta y no me doy cuenta.
No hablo de usar un gran escote- ya que no tengo mucho que lucir- ni ropa provocativa, no. Va más por un tema de lenguaje corporal y tonos de voz a la hora de pedir algo o conversar con alguien más que sea del sexo opuesto.
Yo no lo noté hasta que empecé a tener problemas con mi pololo debido a actitudes que para él eran coqueteo. Yo sólo me sentí ligeramente halagada por sus celos hasta que una amiga me hizo la misma observación. Ahí, juntas, empezamos a hacer un seguimiento de mis modos de actuar y llegamos a la conclusión de que soy una coqueta empedernida y que con mi carrera –periodismo- esta forma de comunicación se acrecentaba a la hora de entrevistar.
Al hablar con un psicólogo sobre esta situación, ya que pensé que podía ser algo que estuviese mal, éste dijo que ser coqueta no es algo malo en absoluto. No es un rasgo que tenga que llevar a una infidelidad inminente, más que nada es un elemento peculiar de ciertas personalidades extrovertidas. Algo así como ser risueña o pensativa. Es algo que somos y no tiene porque convertirse en algo malo.
Este rasgo se manifestaba en mí con más frecuencia a la hora de entrevistar a alguna fuente para algún artículo- no al psicólogo de éste, que quede claro- y de repente me veía sorprendida por mí misma al notar que me reía más de la cuenta y a veces tendía por tocar de manera “divertida” el hombro del entrevistado. Al final mi entrevista terminaba siendo una conversación más entretenida y de más confianza con la fuente. Pero insisto que esta cualidad no tiene por qué ser algo malo y que te lleve a ser infiel.
Para algunas el ser coqueta consiste en hablar un poco más agudo, en decibeles bajos y moviendo la cabeza, tocarse el pelo mientras se hace alguna pregunta, reírse cada ciertos ratos y en algunos casos te lleva a pestañear más de lo normal. Tampoco lo confundamos con verse tonta y hueca como lo caricaturizan algunas series de televisión. Sólo es algo que te hace ver un poco más atractiva a la hora de interactuar.
Aún así, debemos ser cautas ya que hay que evitar ciertos problemas con la pareja o con ciertas personas que no entienden que es un rasgo inofensivo y no significa que queramos salir y tener una cita. No. Debemos estar conscientes que es sólo una forma de ser y concientizar al resto de que es sólo eso.
Y a ustedes, ¿les ha pasado algo parecido?
Imagen CC: Glenn Loos-Austin