Aquellos votos matrimoniales de “en la salud o enfermedad” y "hasta que la muerte los separe", parecieran no estarse cumpliendo. O al menos, no en forma bilateral. Esta triste conclusión se desprende de un estudio sociológico publicado por “Journal of Health and Social Behavior” (Revista de la salud y el comportamiento), que indica que un matrimonio tiene un 6% más de riesgo de zozobrar ante la enfermedad de la esposa. Sí, de la esposa.
Así es, chicas, porque de acuerdo con la investigación, cuando es el hombre quien ve su salud disminuida, la mujer se mantiene firme al pie del cañón. Sin embargo, si la cosa es al revés, en un gran porcentaje de casos la historia es diferente. Entre las probables causas de este fenómeno se encuentran nuestras “mañas”, ya que mostraríamos insatisfacción y resentimiento de la atención prestada por el cónyuge en estas circunstancias. Además, los hombres tendrían menor disposición al cuidado de la pareja y mayor falta de empatía, mientras que a nosotras el “instinto maternal” o de protección nos da mayores herramientas para contenerlos tanto en las duras como en las maduras.
Por último, el desbarajuste financiero que la enfermedad provoca sería otro de los factores conducentes a un quiebre matrimonial, puesto que los padecimientos “catastróficos” obligan al desembolso de altísimas sumas de dinero. Las preocupaciones económicas son siempre gatillantes de problemas amorosos y este delicado caso no sería la excepción.
Ustedes, ¿qué opinan? ¿Estarían dispuestas a cuidar a sus parejas aún en la enfermedad? ¿Creen que ellos harían lo mismo por ustedes? Personalmente, pienso que sí, pues de que hay hombres geniales y dispuestos a aperrar en todas, los hay. Lamentablemente, no es la generalidad, así es que chicas: ¡a escogerlos bien!.
Imagen CC Dennis Jarvis