Las redes sociales son parte de mi vida y también mi foco creativo. De repente, gracias a las publicaciones de mis amigos, se me ocurren ideas por una palabra o una foto. ¡Y eso lo agradezco! Lo que no me parece igual de amigable son esas publicaciones en tiempo a real de cosas súper irrelevantes para el mundo. Sí, es verdad: mi Facebook, mi vida, mi problema. Estamos de acuerdo, pero tanta publicación hace que nos perdamos cosas. Por ejemplo, al sacar una foto a un plato y subirla a Instagram, podemos dar vuelta el vaso de bebida y terminar limpiando un desastre antes que disfrutar la comida.
Tanto check in, ¿para qué? ¿Eres más trotamundos por marcar cada lugar que visitas? ¿O quizás el subir tantas fotos de fiestas te transforma en una persona bohemia? Lo que yo critico es la importancia que se da a las cosas que subimos a la web. Me parece absurdo que Twitter sea un medidor de “popularidad” y que mientras más followers tengas, más connotad@ seas en el mundo virtual. Que cada dedicatoria que hagas, sea como si el mundo tuviese que aprobar tus sentimientos. ¿No es más reconfortante decir las cosas a la cara, mirando a los ojos?
No me molesta que la gente muestre lo que vive o que cuenten que se fueron a Punta Arenas y lo pasaron chancho; me molesta que no haya comunicación fuera de las publicaciones. Que se pierdan el contacto cara a cara por sentir la “necesidad” de contarle a los "amigos" lo que se está haciendo, con la mayoría de los cuales no se tiene contacto ni se les conoce. Pienso que estamos enloqueciendo, nos “rayamos” con las tendencias del mundo y no disfrutamos al 100% lo que tenemos, cuando lo único que deberíamos hacer en esta tierra es eso: vivir. No estar al son de una herramienta rogando por “likes”. Darle tanta importancia a estas cosas me demuestra lo mal enfocados que estamos. ¿No lo creen así?
Imagen CC Mista.Boos