Les voy a contar una historia: tengo un amigo con el que en este momento somos bien cercanos, nos contamos bastantes cosas y cada vez que él viaja a mi ciudad o yo a la suya nos juntamos. Pero no siempre las cosas fueron así. Hace nueve años nos gustábamos.
Estudiábamos en la misma universidad, pero distintas carreras. Nos conocimos en un asado y resultó que teníamos amigos en común. Nos seguimos viendo en distintas fiestas, en el patio, cafetería, fotocopiadora y mil lugares más. La química y la atracción eran inevitables. Nos gustábamos y mucho, pero ninguno de los dos hizo nada.
Estábamos llegando a fin de año cuando me pasaban todas estas cosas. No sé si fue niñería, inmadurez, miedo o que él se iba a fin de mes de viaje a Australia por todo el verano, pero yo desistí. Pensé que él me gustaba de verdad y quería tener algo serio, por lo cual la "fecha de vencimiento" - que estaba marcadísima en su pasaje - me alejó. Ahora, casi una década después, él me contaba que sintió algo similar. No quería comenzar algo que no sabía cómo iba a acabar.
El verano hizo que nos alejáramos un poco. El volvió distinto a Chile y yo tuve un par de experiencias que me hicieron cambiar. No éramos los mismos, por lo que no había nada que retomar, pero siempre nos reímos y recordamos esto. Con el tiempo nos volvimos a encontrar, pero ya como amigos, cada uno con sus respectivas parejas y compartiendo bastante. Más de una vez nos molestamos rememorando esa época y las oportunidades que tuvimos de comenzar algo.
Por lo general, soy de las personas que se arrepienten de lo que no hace, pero éste no es el caso. Creo que al haberme acobardado gané un muy buen amigo, lo que no habría pasado si fuera mi ex.
A ustedes, ¡les ha sucedido algo similar? ¿Se arrepienten de no haber dado el paso?
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