Hace 7 años me fui de la ciudad en que nací, Punta Arenas. Dejé atrás mi familia, mis amigos, mis raíces, mi colegio, todo, ¡absolutamente todo lo que me daba un sentido de pertenencia!
Imagen CC Mike Fernwood
Es tan difícil dejar atrás lo que amas, que al principio odiaba mucho Santiago: su gente, la contaminación, las distancias, nada me hacia feliz. De a poco le fui dando una oportunidad a la capital y tratando de que el “echar de menos mi tierra” no me afectara demasiado. Porque créanme, cada vez que estaba por terminar un semestre me decaía en extremo, el cansancio emocional era insostenible y llorar de un momento a otro era cosa común. Por lo tanto, me di el tiempo de visitar lugares históricos, parques, restaurantes, barrios emblemáticos, museos y todo tipo de sitios que hicieran embellecer mi mala percepción. Además, traté de participar en actividades que en mi ciudad no tenía, como conciertos y panoramas al aire libre. Todo, con el objeto de desarrollar algo de cariño y pertenencia hacia la capital.
Una de las cosas que aprendí con el tiempo es que llegas con una percepción muy errada de la ciudad, por culpa de las cosas que te dicen o ves en los medios de comunicación –entiéndase como que es muy peligrosa, la gente te trata mal, es cochina, contaminada, consumista, maloliente, entre otras– lo cual te predispone de manera desfavorable al nuevo desafío. Por ello, lo mejor es formarte tu propia opinión de las cosas.
Hay que ser ordenadas en el traslado de objetos, sean éstos muebles, ropa o recuerdos. No queremos dañar aquello que ya no sólo cumple una utilidad primaria, sino que también pasa a relacionarse con algún momento o lindo recuerdo de tu ciudad natal. También debes abrirte a conocer gente nueva, que si bien no tendrá tus mismas costumbres, te enseñará sitios interesantes de esa nueva ciudad que tienes por explorar.
Finalmente, debes comprender que todo cambio es difícil, pero algo bueno te estará deparando la vida. Es cierto que vivirás momento de mucha angustia, sin embargo, sólo dependerá de ti salir adelante, considerando que - sea cual fuere la razón por la que te decidiste tomar las riendas de tu vida lejos de tu "nido" - ésta fue la mejor decisión.
¡Mucho ánimo en este largo y difícil desafío de cambiarse de ciudad!.
Imagen CC rema1n5