Todas quisiéramos ser chicas seguras, estables, divertidas y con gran despliegue de inteligencia emocional. Sin embargo, no siempre podemos cumplir dichos cánones de “perfección”. Y es que ¡claro, somos humanas!. Tenemos virtudes, pero también defectos y sentimientos que no siempre nos enorgullecen, puesto que no son “políticamente correctos”. A continuación, enlistamos algunos de esas emociones no confesadas que ¡nos torturan!
1. Vemos “obstáculos”, no personas: Bien lo decía Camila Gutiérrez, autora de “Joven y alocada”, en una columna para Revista M, de LUN: en el horario punta del transporte, deshumanizamos a las personas. Sólo reparamos en que son “estorbos” que nos impiden llegar a nuestro destino y que debemos esquivar a como dé lugar. Pasajeros del metro y buses - e incluso peatones y otros vehículos, para las que conducen - sacan lo peor de nosotras, en pensamiento, palabra y obra. No es algo que no guste admitir, pero ¡se da!.
2. ¡Mega culposas!: Morimos por compartir un rato de ocio con las amigas, acompañadas de un buen café o cerveza. Pero si nos damos permiso de disfrutar este panorama, pensamos en que son minutos que robamos a la pega, al pololo, los hijos, la familia y un sinfín de etcéteras. Y claro, nos sentimos mal. Lo mismo si escogemos pasar un momento agradable con cualquiera de las variantes; nos agobiará la culpa por no estar junto a otras y así. Es un cuento de nunca acabar. El tiempo escasea y sobre todo para una mujer. Por eso, el mejor consejo en este caso es: ¡disfrutar al máximo cada segundo destinado a nuestros afectos - e incluso a nosotras mismas - y no pensar más!
3. Sentimos celos del éxito de otros: Sí, celos; no envidia. La diferencia entre ambos conceptos radica en que el segundo es el deseo de tener lo que otro posee y que éste no lo tenga. En nuestro caso, no podemos evitar pensar cuándo llegará nuestro momento, pese a que nos alegra sinceramente que al prójimo le vaya bien (salvo excepciones en que nos preguntamos por qué a él, si es un flojo/a, mientras nosotras nos descrestamos sin obtener lo anhelado).
La idea en este punto es no perder de vista que cada cosa tiene su tiempo y no sabes a ciencia cierta cuánto le costó a ese individuo llegar al punto en el que está. Por eso, ¡sigue tu propio ritmo sin mirar el de los demás!. Recuerda que lo bueno siempre llega para aquel que sabe esperar.
4. No queremos oír de problemas: Cada una de nosotras tiene una batería de preocupaciones en su día a día. Por eso, cuando viene esa amiga con una nube negra lloviendo y tronando sobre la cabeza, no nos da precisamente alegría. Y claro, nos sentimos fatal, porque es buena amiga, apañadora, etcétera. Pero no sabe hacer otra cosa que irradiar negatividad. ¡Mejor ni le preguntas cómo está, porque siempre está mal! Cuando terminas la charla con ella, sientes aún más cansancio del que tenías previo a la junta. La verdad es que lo que menos deseas - aún cuando te cueste admitirlo - es escuchar su repetida teleserie noche y día. Pero claro, eso es socialmente incorrecto y sentir esto te genera conflicto.
5. Gastarnos el sueldo en cosas innecesarias: A todas nos ha pasado alguna vez que desembolsamos más de la cuenta en algo tan trivial como una cartera - siendo que en casa tenemos 3 más - un maquillaje costoso o un rico sushi a la hora de almorzar. Y claro, luego nos regañamos durante todo el día, pues nos salimos del presupuesto por un regaloneo que en verdad no hacía falta. Bueno… mientras pase una vez a las quinientas, no te sientas tan culpable. Es el fruto de tu trabajo y tienes derecho a disfrutarlo. Preocúpate si se trata de una conducta repetida, pues puedes estar ocultando alguna carencia que te “empuje” hacia la compra compulsiva.
Como ves, no somos perfectas ¡y nadie pretende que lo seamos!. Aún cuando nos hayan enseñado una perspectiva “altruista” de la vida, es normal sentirnos cansadas, agobiadas, decaídas, odiosas o enojadas. Son los “detalles” que nos humanizan los que nos hacen ser “perfectamente imperfectas” y ¡eso es lo más!.
Y tú, ¿qué pequeño “defecto” no te animas a confesar?
Imagen CC Auntie K