Como todo en la vida, no existe la pareja perfecta. Por más que uno trate, siempre existirá algún conflicto que nos lleve a discutir e incluso a pelearnos por varios días con nuestro, pololo, pareja, marido o peor es nada.
Lo importante es que durante este periodo de "enemistad" ambas partes hablen y arreglen sus diferencias. Pero ¿qué pasa cuando uno se cierra y no quiere escuchar al otro?
En mi experiencia, lo mejor es hablar en frío. Cuando discutimos, tendemos a encerramos en nuestro punto y no escuchamos las explicaciones de la contraparte. Para peor, uno de los dos no está dispuesto a escuchar aquello que molesta a su pareja, y para embarrarla más, decide ignorarla. Mientras, el afectado (o generalmente "LA" afectada) se hace caldo de cabeza en casa, pensando en la magnitud que agarró la discusión.
Cuando la cosa se calma, ambas partes reflexionan y se dan cuenta de que ambos actuaron mal. Es ahí cuando llega el minuto de ceder. Porque en el fondo, la pelea te hizo darte cuenta de lo mucho que lo extrañas y que mueres por estar en sus brazos otra vez.
Si los dos están dispuestos a hablar, ya tienen el 50% ganado. Pero, de comenzar la conversación con ataques y reproches, sólo lograrás que se cierre y no te escuche. Empieza por reconocer lo que tú hiciste mal - sé que probablemente nada, pero tienes que culparte de algo -, mostrándote dispuesta a cambiar. Acto seguido, le explicas lo que te molestó.
¡Amiga!, recuerda que no puedes ganarlas todas: escoge sólo aquellos puntos de real importancia para ti y concede el resto. Verás que conseguirás mucho más, porque el hombre sentirá que ganó la discusión y quedará conforme, pese a lo perdido.
De todas maneras, te aconsejo tener cuidado con las discusiones, porque desgastan la relación. Más vale escoger muy bien qué batallas librar y el resto del tiempo disfrutar del amor. De lo contrario, no vale la pena continuar al lado de esa persona. Ten presente que la vida es muy corta como para pasarla peleando.