Dicen que el amor tarda, pero llega. Y por más cliché que esto suene, ¡es verdad!
Hace un tiempo escribí en este mismo blog por un motivo muy distinto: estaba saliendo de mi primera relación importante, en lo que fue un quiebre bastante doloroso. Después de eso, pensé que jamás volvería a confiar y que no estaba hecha para el amor. Sufrí y lloré todo el proceso. Más de una vez pensé que debía intentarlo de nuevo y volver a estar con quien no supo valorar lo mucho que entregué. Pero la vida es tan sabia que dispuso para mí de nuevos horizontes: cambié de ciudad, de trabajo y cuando menos esperé, llegó el indicado.
Supe que lo era porque respetó mis tiempos y aguardó hasta que mi corazón sanará. Trabajó para eso y lo logró. Mi corazón volvió a confiar, a sentir y disfrutar cada segundo a su lado. Volví a experimentar el cosquilleo en el estómago y la tranquilidad de estar durante horas en su regazo.
Hoy siento que cada quien escribe su futuro. Cada mala experiencia en la vida es necesaria para aprender y valorar lo que viene. Sólo de ti depende dejarte derrotar por una mala experiencia o tomar esa enseñanza y seguir adelante, luchando por tus prioridades en la vida. Recuerden que después de una tormenta, siempre - ¡pero siempre! - sale el sol.
Colaboración enviada por Elena