El sexo es una parte muy importante en la relación de pareja. Es el momento en que te entregas a la persona amada para compartir algo que, al menos en la mayoría de las parejas (porque ¡en gustos hay de todo!), suele ser sólo de los dos. Por eso, cuando hay problemas con el sexo, puede ser reflejo de que algo malo pasa. Así que es momento de preguntarnos qué ocurre si entre ambos cualquier cosa es más importante que intimar.
"Los niños", "el trabajo", "los amigos", "el cansancio", "una reunión", "tengo caña", "me duele la cabeza", "mañana tenemos visitas", "ya es muy tarde", "por la mañana no", "es que el perro puede escuchar", etc... Cualquier excusa sirve para huir del sexo. Si es así, vale preguntarse ¿por qué seguir juntos? Y aquí no quiero ser tajante: no toda crisis significa ruptura, la respuesta no siempre es que el cariño se acabó. Claro, si se trata de una aventura, donde lo que prima lo sexual, está claro que ya no tiene sentido seguir juntos; pero si es una relación importante y se tienen ganas de continuar, vale la pena buscar el origen del problema. A lo mejor se aman, pero el sexo se tornó aburrido, rutinario y ¿por qué dedicar tiempo a algo que ya no resulta divertido?
Una vez, una amiga psicóloga me decía que el sexo se alimenta y mientras más lo practicas, más aumenta el deseo. Por eso, cuando el sexo se deja de lado, va perdiendo importancia. Como que olvidamos que lo disfrutábamos.¿Les ha pasado oír una canción que no escuchan hace tiempo y decir: "no recordaba que me gustara tanto"? Pues algo así ocurriría con la intimidad.
Así que cuando el sexo ha pasado a último plano, lo primero es preguntarse si aún se quieren. Si es así, buscar los motivos que llevaron a la pérdida del deseo. Hay muchas formas de fomentar el apetito sexual, como darse tiempo para estar juntos, buscar lugares innovadores, reconocerse, acariciarse, sentirse, probar con juguetes, ¡todo vale para encender la llama! ¿No te parece?
Y tú, ¿atraviesas una sequía amorosa en estos momentos?