Las personas suelen erróneamente disociar “ser mamá” de “ser mujer”. Y ¡not! una cosa no quita la otra. Somos madres y mujeres, no madres O mujeres. Por lo mismo, una vez que hayamos vivido la hermosa experiencia de tener un hijo, no debemos olvidarnos de la preocupación por nosotras mismas. ¡Y sin culpas!. Es justo y necesario, para el bienestar de tu pequeñito y también el tuyo.
Con el fin de ayudarte a que no “te pases” a un segundo plano una vez que tu niño haya nacido, te dejamos estos útiles consejos que te harán ¡renacer! junto con él:
1. Dí que NO: Es usual que mamás y abuelitas te presionen respecto de cómo crías a tu hijo, te miren feo si lo regañas o preparas un momento a solas con tu pareja. Esto te lleva a sentir frustración, culpabilidad y que tu vida no te pertenece. ¡Stop con eso! Nadie sabe mejor que tú, tu hijo y su padre qué pasa al interior de tu familia, aquello que necesitan y cómo quieren criar a sus retoños. No dejes que los criterios de otros te definan. Si tu hijo es feliz, no le falta nada y tu pololo/marido sigue tan enamorado como siempre, quiere decir que ¡vas bien!. Crea tus propias leyes.
2. Deja tiempo para tus amigas: Seguro más de una ha debutado como mamá y pasó - o está pasando - las mismas cosas que tú. Compartir las experiencias es enriquecedor, sirve para aprender nuevos tips, conocer picadas y además, brindar a tu hijo un inseparable compañero de juegos que lo va a entretener. Sí, porque el bebé de tu partner podría convertirse en ¡su primer mejor amigo!. ¿Habrá algo más fantástico que eso?
3. Cuida tu relación: Tal como indicaba el punto 1, es menester dedicar un tiempo para ustedes solos. ¡Sin culpas! En esos momentos, procuren retomar el pololeo, conversar sobre sus sueños, proyectos y sentimientos. Aprovechen los instantes en que el niño duerme o, si tienen la suerte de contar con una “abuela” cariñosa, déjenlo a su cuidado por una noche. ¡Y cultiven el amor! Piensen que su pequeño será feliz viéndolos contentos, enamorados, sólidos en su historia y sabiendo que siempre contará con los dos. ¡Y no dejes de involucrar a tu pareja en las tareas propias de ser padres! Son deberes que los unirán íntimamente como familia, así es que no se los limites. Además, ¡siempre te vendrá de perlas una “ayudita”!
4. Disfruta a tu hijo: Una buena idea para relajarte al tiempo que gozas a tu bebé, es involucrarlo en actividades que te generan bienestar y placer. Por ejemplo, dar un paseo por tu plaza o parque más cercano. Te revitalizarás y tendrás en tu hijo ¡al perfecto compañero de andanzas! Juntos amarán sentarse en una banca, para contemplar la vida entre abrazos y risas. Anímate a compartir con él esos instantes personales. Serán los recuerdos más deliciosos que cultives.
5. Retoma tu rutina: Una vez que hayas tenido a tu hijo y ya estés adaptándote a tu nuevo rol, procura recuperar tus hábitos. Visita a tus amigas, involúcrate en distintos círculos y cultiva tu carrera. De este modo, te sentirás plena como mujer y enseñarás a tu hijo la importancia de mantener la identidad ¡siempre!.
Y bien, ¿lista para disfrutar de la maternidad y la femineidad sin culpas?