La palabra madurez nos llega de golpe en la cara, y tendemos a pensar que tiene que ver solamente con el número de velitas que vamos apagando. Sin embargo, hay algunos que viven a lo Peter Pan, escapando constantemente de su edad y tratando de vivir etapas que ya no le corresponden, como creyendo que podrán engañar a la muerte si se comportan como infantes todas sus vidas. Lo cierto es que madurar no tiene que ver con sentirse viejo, sino con todo lo que logras aprender a lo largo de tu vida y la forma en que utilizas esas vivencias a tu favor, para dejar de cometer los mismos errores. Eso, junto con experimentar un crecimiento espiritual constante y además, nunca olvidar quien eres. Si te sientes identificada con esta descripción, entonces también lo harás con estas 8 características de una mujer madura.
1. Es intensa, pero a la vez, ha aprendido a equilibrar la razón y la emoción
Los sentimientos nos ayudan a sentir que estamos vivas, a experimentar esa sensación de estar sobre la cuerda floja y a disfrutar de la incertidumbre, acompañada de esa idea de que podemos conseguir lo que sea. En un principio, nos entregamos totalmente a ello, a esa intensidad que caracteriza a la juventud y le restamos mucho crédito a esa parte de nosotras que nos ayuda a mantener los pies sobre la tierra, a no dejarnos embaucar tan fácilmente y caminar un poco más despacio. Sin embargo, después de una que otra vivencia que es digna de olvido, entendemos que la racionalidad no existe para hacernos la vida aburrida, sino más bien para ayudar a cuidarnos, a valorarnos y a entender que la balanza no debe inclinarse solamente hacia un lado. Una mujer madura aprendió a escuchar a ambas voces, la de la cabeza y la de su corazón, combinándolas en dosis saludables.
2. Difícilmente volverá a tropezar con la misma piedra
El tropezar, caer, llorar, secarse las lágrimas y volver a las pistas, es parte de la vida de un ser humano. Sin embargo, algunos somos medios tozudos y olvidamos esa regla matemática de "el orden de los factores no altera el producto" y si en el pasado no tuvimos éxito ante cierto tipo de situación o cuando nos topamos con un personaje con características X, juramos que si el escenario vuelve a repetirse, el resultado será distinto. Intentas y vuelves a intentar, pero siempre terminas llorando, pasándolo mal y sintiéndote estafada. Pero un día entiendes que el problema no eres tú, sino que solamente creíste ingenuamente que podías revertir cualquier cosa, cuando en verdad hay personas que nunca cambian. Es por eso que la mujer madura se va despacito por las piedras y ya no volverá a exponerse a vivir un déjà vu una, otra y otra vez.
3. Dejó de intentar alcanzar la perfección
Cuando somo jóvenes, nuestro mundo gira en torno a una perfección de cómo deberían ser las cosas. Portadas de revistas, películas, desfiles de moda y tallas muy pequeñas, nos llevan a tratar de alcanzar esa imagen de una famosa que al parecer aprendió a ser perfecta e intentamos, por todos los medios, tratar de ser como ella. Es por eso que terminas viviendo en constante sacrificios, en una dieta eterna, postergándote, para perseguir un referente que no es real. Pero un día, esa mujer despierta de esa fantasía y aprende que no conseguirá nada intentando convertirse en algo que no existe, viviendo frustrada porque no es perfecta y privándose constantemente. Decide vivir, asumirse, cuidar su salud y apariencia, pero nunca olvidando que la perfección no existe.
4. Le gusta tener a su lado a un compañero de equipo, no a alguien que llegue a completar aquello que le falta
Desde el origen de los tiempos, las canciones de amor, las poesías y los relatos, nos han enseñado que necesitamos tener a alguien a nuestro lado, o de lo contrario la vida no tendrá sentido. Pero una mujer madura no busca pareja porque le teme a estar sola, porque siente que no sabe ordenar su vida sin alguien o porque intenta llenar sus carencias von otra persona. Este tipo de fémina se las arregla solita, no le teme a enfrentar sus miedos y resolver sus problemas en su propia compañía. No busca a alguien para llenar un espacio, ni vive en torno a la soltería. Quiere un partner con el cual resolver problemas en conjunto, compartir sonrisas, momentos entretenidos y un trozo de su mundo, pero nunca perdiendo su autonomía.
5. Aprendió que algunas personas se quedan en la vida, pero otras son pasajeras
Creo que difícilmente llevamos la cuenta del número de personas que vamos conociendo en la vida, ya que las que están a nuestro lado en serio, apoyándonos, no son muchas. En alguna época de la vida, el mirar a tu alrededor y ver que las personas que se van son el doble de las que se quedan, comienza a bajonearte, porque sientes que algo no está funcionando bien. Piensas que tal vez tú estás provocando que las personas no se queden a tu lado y no logras identificar cuál es tu error. Lo que comprendes después de unos cuantos años de hacerle frente a la vida es que es normal que existan personas pasajeras, ya que si todos se quedaran a tu lado, no tendrías tiempo para compartirlo con todos. Junto a ti están los que tienen que estar, porque lo merecen y los que no, siguen su camino lejos de ti.
6. Es independiente y le gusta sentir que no está amarrada a nada ni nadie
La princesa del cuento de hadas, esa que esperaba años y años a ser rescatada, esa que dejaba que su futuro dependiera de otro, representa todo aquello que una mujer madura no es. Una mujer que vive su madurez emocional se hace cargo de sus propios asuntos, se salva y construye para ella un futuro que se acerca a lo que quería. Es por eso que nunca buscará a alguien que la haga sentir prisionera, inferior o no respete su capacidad intelectual y fortaleza. Nunca dejará que la aten a algo que le desagrada y no la representa.
7. De sus derrotas, saca la fortaleza para salir adelante
A nadie le gusta perder, sobre todo en un mundo en donde eres valorado por tus éxitos y repudiado por tus derrotas. Es por eso que no queremos tropezar, sentir que no conseguimos lo que queremos o ser testigos de como esas personas que no se lo merecen, logran llegar a ese lugar en el que siempre soñaste estar. Pero aunque quisieras, no puedes huir de del fracaso, porque es parte de la vida. Cuando creces espiritualmente, entiendes cuán necesario es enfrentar pérdidas para hacernos más humildes, disfrutar nuestros triunfos y para salir fortalecida de la experiencia. Una mujer madura enfrenta sus derrotas, cura sus heridas y sale a caminar nuevamente, a ganarse su propio triunfo.
8. Le gusta estar mejorando constantemente
Aunque sean parte de nuestra especie, suele pasar que las personas no están acostumbradas a hablar de esos aspectos no tan bonitos de su personalidad e intentan esconderlos hasta que ya es demasiado evidente. Una mujer madura no culpa a otros de sus defectos u errores, sino que está consciente de que un ser humano no es perfecto y que todos cometemos equivocaciones. Lo importante es que en vez de esconder su cabeza bajo la tierra, reconoce aquellas falencias en su personalidad, las enfrenta e intenta minimizarlas, para que no afecten demasiado a aquellos que quiere y además, para nunca perder el auto conocimiento constante, eso de asumirse, perdonarse y quererse tal como es.
La madurez, más que una condición asociada a cierta edad específica, tiene que ver más con tus vivencias, tus capacidades para sobreponerte a lo malo y también con el aprendizaje que logres ganar de cada batalla que hayas tenido que enfrentar. Por lo anterior, no vivas pensado que alcanzarás la madurez en muchas décadas más, porque puede que tal vez, sin darte cuenta, este talento ya sea tu mejor compañero de vida. No es necesario que pierdas a tu niña interior para madurar, ya que ambos aspectos de tu persona pueden convivir en paz.