¡Hombres! Son un verdadero misterio para nosotras, que siempre hemos pretendido desentrañar. Creemos conocerlos al dedillo y nos formamos ciertos prejuicios con respecto a la frecuencia con que disfrutan su sexualidad. Estamos convencidas de que su actividad en este ámbito es bastante nutrida, que prenden como pasto seco y llegan al orgasmo con facilidad. Sin embargo, “el mono” que nos pintamos dista un poco de la realidad.
Así lo reveló el doctor Abraham Morgentaler, profesor de urología de la Universidad de Hardvard y autor de varios libros de sexología masculina. Las verdades que dio a conocer en relación al tema, sin duda ¡te sorprenderán!
1. ¡Ellos también pueden fingir un orgasmo! Y lo hacen con una frecuencia mucho mayor a la que imaginas. Las razones son similares a las que esgrimimos nosotras: hacernos sentir como diosas y que sepamos que la experiencia estuvo ¡fantástica!. Y sí, probablemente lo estuvo, pero tal vez el cansancio, estrés, exceso de alcohol o consumo de determinados medicamentos, le impidieron alcanzar el cielo a pesar del buen momento.
¿Cómo no nos dimos cuenta?, te preguntarás. Pues bien, habrán notado que no siempre advertimos si alcanzó el clímax o no. Además, según el especialista, si utiliza preservativo y se deshace de inmediato del profiláctico, lo más probable es que no nos demos ni por aludidas.
Otra cosa que te sorprenderá saber es que pueden alcanzar el orgasmo sin necesariamente eyacular, ya que suele darse la condición llamada “eyaculación retrógrada”, en que el fluido se devuelve desde el cuello de la vejiga. No es una situación común, pero de que se da, se da.
2. Juventud no es sinónimo de rendimiento: Tendemos a pensar que mientras menos años tenga, su compañero estará más “tiqui taca”, pero no. Lo cierto es que - de acuerdo con Morgentaler - un 20 % de los hombres de todas las edades (incluyendo a treintañeros, veinteañeros y menores) presentan disfunciones eréctiles, para las cuales requieren de ayuda profesional.
3. No están “siempre listos”: La creencia de que no dejarán pasar ninguna oportunidad para tener intimidad es bastante errónea, ya que resulta común que al estar cansados o estresados prefieran dejar “la acción” para mejores periodos. Lo mismo si tienen alguna dolencia o malestar, o en momentos en que algo (trabajo, estudios, deudas, etc) les preocupa.
4. Se preocupan de sobremanera por nuestro disfrute: De acuerdo al profesional, cuando un hombre tiene sentimientos por una mujer, pondrá especial énfasis en que su desempeño la deje conforme. Como ejemplo, refiere que el hecho de procurar una erección más firme apunta sólo a que la experiencia sea más placentera para nosotras; es más, a él no le reporta ninguna sensibilidad especial.
Asimismo, si su compañera sexual no se muestra complacida, esto puede dañar severamente su ego. Y si se le ocurre hacer una broma o mal comentario, las trancas quedarán para la posteridad. Su masculinidad y confianza aún está muy relacionada con la forma en que perciben su desempeño. ¡Y les interesa más que nuestro goce que el de ellos!
5. Nuestra líbido suele ser más alta que la de ellos: La leyenda del hombre “antorcha humana”, no es más que eso; un mito generosamente difundido. Lo cierto es que nuestro deseo sexual equipara e incluso supera el masculino, lo cual los tiene muy preocupados. En los tiempos que corren, las féminas se liberaron de tapujos y están más abiertas a pedir “acción”, expresando claramente qué desean. El mismo profesional reconoce que ha atendido a muchos pacientes contrariados por sus insaciables compañeras; sin embargo, recalca que no se trata de un “cambio” en las exigencias femeninas, sino que ahora estamos más abiertas a manifestarlas.
Y a ti, ¿te sorprendieron estas revelaciones o ya las intuías?