Es un hecho que a medida que pasan los años, se va haciendo cada vez más difícil hacer amigos. O al menos eso es lo que dice la teoría.
Cuando somos niños, todo resulta más fácil. Llegas a un parque, ves a un niño de tu edad jugando y sólo basta que te acerques, lo saludes y le preguntes si puedes jugar con él. A los diez minutos ya son mejores amigos. Y eso ocurre porque nada más importa que disfrutar el momento. Pero cuando vamos creciendo, no es que nos pongamos más exquisitos ni regodeones, sino que nuestra personalidad ya está afianzada, ya forjamos nuestro carácter, tenemos valores definidos y claridad en las cosas que aceptamos o las que no. Llega un momento donde no estamos dispuestos a transar ciertas cosas (o “mañas”); entonces comenzamos a filtrar consciente o inconscientemente a las personas que van apareciendo.
El problema aparece cuando nos convertimos en el amigo del grupo que “se quedó atrás”. El que aún no se casa, el que aún no tiene hijos, el que sigue un poco pegado en los veintitantos y sale de juerga de jueves a sábado. Los temas en común con los amigos de siempre parecen diluirse y cuando menos lo pensamos nos encontramos con menos candidatos a la hora de buscar un amigo por un trago, ver una exposición o un concierto, invitarlo a un carrete o simplemente verse.
Y como ya no es tan fácil encontrar gente similar a uno, que sean capaces de ceder a nuestros hábitos ya preconcebidos y nosotros hacer lo mismo, sentimos que nos vamos quedando solos y que cada vez es más difícil hacer nuevos amigos. Como dije en un principio, esto es sólo en la teoría.
Yo aún no llego a los 30 pero pareciera que voy hacia allá a pasos agigantados, y la verdad es que este último tiempo he conocido a muchísima gente nueva, la mayoría pasados los 30 o a punto de cumplirlos. ¿Cuál es el secreto entonces?
Primero que todo, salir de tu zona de confort, o mejor dicho, sal de tu casa o despégate un rato del bar de siempre. En cualquier época de la vida y en cualquier lugar se puede conocer gente, sólo es necesario tener un mínimo de amabilidad y esbozar una sonrisa cuando te cruces con alguien. Yo he conocido mucha gente a través de mis hobbies, a los que he decidido dedicarme. Quizás esto es un punto extra, porque cuando somos más jóvenes no tenemos dinero para pagar cursos, talleres, para realizar un deporte o ir al teatro. A los 30, se supone que tu vida es más estable y te puedes dar ciertos gustos, puedes explorar actividades que siempre te llamaron la atención y ahí siempre encontrarás personas con los mismos intereses. Iniciar una conversación casual a los 30 no parece tan difícil como a los 15 cuando todo nos da pudor e inseguridad.
Otra forma de conocer gente es viajando solo. ¿Por qué no? Hoy es mucha gente la que se atreve a tomar su mochila y recorrer lugares que siempre quiso conocer, sean hombres o mujeres. Los viajes tienen la cualidad de afianzar más rápido las relaciones, porque estamos todos en la misma onda de pasarlo bien, de explorar y explorarnos, de descubrir nuevas cosas y vivir experiencias enriquecedoras. Quizás una de las formas más fáciles de conocer gente que luego puede convertirse en un gran amigo.
Por supuesto, también están las redes sociales, pero siempre va a depender del uso que tú le des y de la funcionalidad que tenga dicha red social. Tinder comenzó como una red para hacer amigos, pero hoy es algo muy diferente. Si lo que quieres es hacer nuevos amigos, no es la mejor opción.
Los fines de semana, en vez de quedarte todo el sábado viendo series encerrado, lavando ropa o yendo al súper, hazte un tiempo para ti, sal, camina, pasea a tu perro, disfruta del aire libre y si quieres ir más allá, únete a algún grupo de trekking, por ejemplo.
Todo lugar es bueno para iniciar una amistad. No es mi caso, pero el gimnasio parece ser la cuna de las nuevas amistades. Yo voy a uno donde pareciera que las mujeres que ahí van se conocen de Kinder. Como mi prioridad es otra, saludo, me río y hablo un poco, pero me enfoco en el ejercicio que es a lo que voy. En cambio las mujeres tipo dueñas de casa, las que son oficinistas y los musculines que van sagradamente todos los días, parecen tener su círculo de amigos bien definido.
Como verás, hacer amigos a cualquier edad es fácil si tienes la disposición, las ganas y no esperas que alguien llegue a tocar tu puerta. Los seres humanos por naturaleza buscamos la compañía de otros, así que recuerda siempre esa cualidad, entrega tu mejor sonrisa, saluda a la gente que ves siempre y ya verás cómo hacer amigos después de los 30 no es nada del otro mundo.