Muchas veces, cuando comenzamos una relación nuestros queridos bombones, llega el momento de la típica pregunta: "¿me agregarás a Facebook?". Por supuesto, accedemos de inmediato, ya que estamos tan enganchadas que sólo suspiramos corazones y vemos mariposas bailando.
Pero amigas, yo que ustedes la pienso dos veces. Claro, si estamos con una persona la cual ha sido nuestro amigo y a quien siempre hemos tenido en esta red social, es más complicado; pero si lo venimos conociendo, permitámonos darnos un tiempo con él a ver cómo marchan las cosas.
Se preguntarán por qué: Y es que Facebook nos puede traer más de un dolor de cabeza con nuestro querido príncipe azul, ya que surgen malos entendidos que aunque no queramos, no pasan inadvertidos. Imagínense, están con su enamorado viendo una película genial, los besos y caricias van y vienen, ¡puro amor!. Y, de un momento a otro, te encuentras con la frase "¿Y quién es Patricio?, ¿de dónde lo conoces?, ¿por qué te escribe tanto en Facebook?". Y ahí quedas tú, con cara de loca y ojos desorbitados, pensando: "¿Qué onda, empezaron los celos y los rollos?, ¡No gracias!"
Comienza una pelea sin querer, siendo que el susodicho es un amigo de tu infancia que sólo tiene buenas intenciones, o un ser muy sociable y buena onda que le escribe a medio mundo. Pero obvio, tu media naranja se recontra emputece y le da un ataque de celos horrible, el cual te quita toda la pasión en cosa de segundos. En vez de seguir a su lado, más bien quieres salir arrancando.
Pasan unos días y las cosas se calman, pero en una salida a comer viene otra pregunta de la nada: "Y ese tal Vicente que te colocó me gusta y un piropo en esa foto tan linda que pusiste recién, ¿quién es?" Y no te lo dicen en tono 'buena onda', sino que con un odio que te cuestionas si es tu pareja o te lo han cambiado. ¡Ufff, no por favor, nadie aguanta esa situación!
Nuevamente entras a explicar todo, ya chata del tema y sólo queriendo que el bombón deje de interrogarte por todo lo que ve.
Tampoco es grato cuando tienes una relación y te das cuenta de que tu pareja te oculta publicaciones y se hace el loco, o si quieres pasar "más piola" con tu amor, dando un bajo perfil a la relación y a él no se le ocurre nada más hermoso que declararte su amor a los cuatro vientos. Y ver corazones cada día en tu muro, ya se asemeja más a un disco rayado. Onda, quieres que te trague la tierra, pero ¿cómo se lo dices para no ser pesada ni herir sus sentimientos?.
Complicada la cosa: el famoso Facebook y sus consecuencias. Todos hemos caído alguna vez en obsesionarnos y ver a quién le colocó me gusta nuestro pololo, a quién sigue, o con quién habla. Comenzamos a leer y no nos damos cuenta cómo pasan las horas. Así nos topamos con fotos de él y otra tipa, lo que nos da vueltas en la cabeza todo el día sin parar.
¡Stop!, no podemos caer en eso si la vida no es para estar pegados a las redes sociales, ni tampoco psicopateando a la gente.
Pero sin duda, lo peor es cuando te toca un pololo tremendamente celoso y desconfiado, que jamás va a creer ni se convencerá de que lo amas de verdad y no encuentra nada más entretenido que hackearte la contraseña y empezar a leer tus cosas. Eso sí es bastante feo, porque pasa a llevar todo tu mundo íntimo, como quien se mete en tu pieza a revisar tu closet y veladores.
¡Terrible! Me encanta el Facebook para conversar con mis amigos, subir fotos lindas de experiencias que hemos tenido, comentarlas y tirar la talla. Ver páginas que me interesan, tocatas de rock, noticias, talleres artísticos, pero no para tener problemas con la pareja. Definitivamente, no es la idea ¿o sí?