"¿Sabes qué más?, ¡ándate a la punta del cerro!" Y ahí quedas con ojos de huevo frito, a punto de las lágrimas, luego de escuchar las palabras de una de tus mejores amigas. Te haces la fuerte, ya que no quieres que te vean débil.
La amistad entre mujeres es un tanto difícil, ya que solemos ser más mañosas y complicadas. Sin embargo, tenemos un corazón enorme lleno de cariño, con el cual adoramos a nuestras partners.
Por eso, cuando discutimos, sentimos que el mundo se nos viene abajo. Al principio nos enrabiamos, enojamos y podemos pasar días sin hablarle a nuestra amiga, ya que ha herido nuestro orgullo y sentimos que no se merece ni una palabra.
Pero cuando ya pasan meses, la vemos hasta en los sueños y comenzamos a extrañarla.
Es ahí donde decidimos ir a su encuentro y arreglar los malos entendidos, ya que cuando te mandó a la punta del cerro, por algo fue. ¡Si las peleas siempre son de a dos!.
Llegas a buscarla y ahí de nuevo estás con ojos de huevo frito, pero esta vez ¡de pura emoción y el corazón te salta de alegría!. Tratas de hacerte la fría y colocas cara de molesta, pero cuando ya están cerca una gran sonrisa viene a tu rostro y al de ella. ¡El abrazo de la reconciliación! ¡Díganme que no es lindo!
Ambas ya saben qué errores no deben volver a cometer o qué actitud tomar ante ciertas circunstancias, para no herir los sentimientos de la otra.
Si en el fondo - al igual que en las relaciones de pareja -, hay cariño, respeto y confianza, se puede continuar con la amistad y ¡mejor aún!, ya que luego de una pelea, el vínculo se afirma y se pone a prueba cuán grande es el amor con tu partner.