En la actualidad, está muy de moda el término inteligencia emocional y lo escuchamos seguido en nuestro lugar de trabajo, en psicólogos que hablan del tema o lo vemos en aquellos libros dedicados a este tipo de inteligencia. Aún con todo, seguimos sin entender la profundidad del concepto. La inteligencia emocional consiste en identificar las emociones de manera asertiva y utilizarlas a nuestro favor, comprendiendo de qué maneras éstas podrían ayudarnos a concretar objetivos y metas, de la índole que sean.
El concepto que hemos tenido arraigado respecto a las emociones, es que están reñidas con la razón. Por eso dicen que cuando nos enamoramos, perdemos la cabeza. La inteligencia emocional plantea lo contrario, ya que privilegia el uso equilibrado de la racionalidad y las emociones, para canalizarlas de manera correcta. Debes pensar que si eres solamente razón, te perderás de vivir tu vida de manera intensa, correr riesgos, tomar decisiones y disfrutar esas cosquillitas que producen los sentimientos. Pero si eres sólo emoción, no serás capaz de evaluar las consecuencias de tus actos; tenderás a ser algo irresponsable, tropezarás más de una vez con la misma piedra y te costará dosificar lo que pasa por tu corazón.
La emoción y la razón pueden ser perfectas aliadas, porque la primera te permitirá encontrar el gustito a tu vida, mientras que la segunda guiará los pasos de las emociones, ayudándolas a tomar el camino adecuado. Si te cuesta llevar el equilibrio y tu inteligencia emocional no está muy desarrollada, ten en cuenta los siguientes puntos:
1. Cambia la perspectiva e intenta reaccionar ante las situaciones de manera distinta a la que estás acostumbrada.
2. Antes de sucumbir a un impulso (aunque sea tan básico como comprar un par de zapatos) practica el proyectar esa decisión, las consecuencias que traerá, de qué manera te afecta y qué pasaría si optaras por un camino distinto.
3. El auto-conocimiento es clave y debes asumirte como lo que eres, sin maquillar ni alterar la realidad. Sólo estando consciente de lo que eres, con defectos y virtudes, podrás iniciar esos cambios que te ayudarán a desarrollar inteligencia emocional.
4. El positivismo y la inteligencia emocional son aliados. Intenta buscando el lado positivo a todo lo que ocurra en tu vida, ya sea bueno o malo.
5. Si no eres empática, entonces tu inteligencia emocional es pobre. Para que tus emociones sean flexibles y puedan canalizarse, debes aprender a conocer a las personas y a tratar de ponerte en sus zapatos.
6. No dejes de hacerte preguntas, porque de ellas puedes obtener respuestas que jamás esperabas y que te ayudarán a ver las distintas situaciones desde otro punto de vista.
7. La comunicación es clave, ya que parte de ser inteligente a nivel emocional, es saber qué decir y elegir el momento preciso para hacerlo.
No te frustres si tu inteligencia emocional es algo básica, ya que al igual que ocurre con los conocimientos que almacena el cerebro, requiere de esfuerzo, práctica y sobre todo disposición al cambio. Desde ahí parte la verdadera intención de ser inteligente emocionalmente. Respeta tus tiempos, incorpora pequeños cambios en tus conductas y la forma en la cual percibes y te relacionas con el mundo.