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También pasa que cuando una de nuestras amistades comienza a pololear, su novio o novia nos cae tan bien que termina sumándose al grupo de amigos. El problema es cuando una pareja, en donde ambos son tus amigos, tienen una pelea de aquellas.Es una situación complicada, ya que le tienes cariño a los dos y no quieres verlos sufrir, ni mucho menos separados. Pero a diferencia de los cuentos de hadas, tú no eres un hada madrina que puede solucionar todos los problemas con una varita mágica y dejar a todo el mundo feliz.
Obviamente, tu sentido de empatía saldrá a flote y querrás ponerte en el lugar de tus amigos que pelearon y posiblemente, según con cuál de los dos hables primero, inevitablemente terminarás tomando partido por alguno de tus amigos. Es bastante común que cuando ambos estén enojados te digan que el otro es lo peor del mundo, que los trató muy mal, que le ha descuidado y por supuesto, tu lengua, querrá comenzar a dar rienda suelta a los insultos que se le vienen a la cabeza, para apoyar a tu amigo (a) en desgracia y dejar al otro como chaleco de mono. Sin embargo, queridas mías, lo peor que puedes hacer ponerte la camiseta por alguien en una pelea de pareja y mucho más malo aún, es hablar pestes del miembro de esa relación que no está presente.
Te digan lo que te digan, te re juren de rodillas que es el final de la relación y te aseguren que el amor se acabó o que lo que pasó es consecuencia de una falta imperdonable, nunca creas al 100 por ciento las palabras de un amante despechado, porque así como un día te odian, al otro día eres lo mejor del mundo. Lo más probable es que ellos vuelvan a estar más enamorados y felices que nunca, pero tú terminarás pagando los platos rotos y te convertirás en la “vieja sapa”, que habló pestes de su relación y poco menos que quiso separarlos. Tampoco juegues a ser la mensajera entre ambos, llevando y trayendo recaditos, porque al final te pondrás en una posición bastante absurda y ridícula, que no te corresponde.
En temas de amor, relaciones y desamor, no hay nada escrito. Por eso, deja tus amigos escriban su propia historia y tú mantente lejos de sus problemas. Tu misión es quererlos, apoyarlos, como seres individuales, y ser sincera con ellos, aconsejándolos en la medida de lo posible. No trates de solucionarles la vida y sé una simple espectadora de los dramas de pololeo.