Todas las personas necesitamos un oído comprensivo de vez en cuando. Un alma compasiva que nos escuche sin juzgar, y que no se atreva a interrumpirnos mientras hablamos sin parar durante horas. Ah, ¡qué bien se siente cuando logras sacar todo eso de tu pecho!. Y es que nos vamos guardando muchas cosas durante la semana (o hasta meses), y terminamos siendo como una olla a presión.
Ahora, es común que esta olla a presión se destape los viernes en la noche, cuando podemos pasar unas agradables horas en compañía de nuestras amigas y un par de cervezas. Contamos las horas para salir del trabajo y olvidarnos de todo aquello que nos agobia. El problema es que, en ocasiones, nuestras amigas sufren de locura temporal. Y a esta locura temporal me gusta llamarla “yo-yo”.
Así es: “yo” sufro más que tú y “yo” soy más bacán que tú. Cuando nuestras amigas adquieren esta condición (pasajera en algunos casos, crónica en otros), ¡no pueden parar de hablar sobre sí mismas! Y si tú tienes un problema con tu compañero de trabajo, a ellas les tiene mala toda la empresa. Y si te fue genial en ese importante examen, ellas se graduaron con distinción máxima y se ganaron una beca en Harvard.
¡Qué estresante puede llegar a ser cuando nuestras amigas sólo hablan de sí mismas! Siempre te interrumpen en medio de tu historia, porque eso "también les pasó a ellas". Y, si lograste terminar de contar tu anécdota, ellas continuarán inmediatamente contando una mucho mejor.
Con el paso del tiempo he notado que esta locura se acrecienta, sobretodo, en periodos de relación amorosa (pero tormentosa). Cuando nuestras amigas “yo-yo” se enamoran, puedes prepararte para escuchar horas y horas sobre cómo fulanito es el mejor hombre del mundo. Olvídate de hablar sobre otra cosa, porque al momento que lo intentes, tu amiga encontrará la forma de relacionarlo con su príncipe azul. Yo que tú me compro unas ricas palomitas, porque serás testigo de un dramón ¡digno de película!
Claro que, al poco rato, tanto drama nos termina aburriendo. Pero no queremos que nuestra amiga se sienta mal, entonces la miramos fijamente como si estuviéramos escuchando con atención, pero la verdad es que estamos imaginando a Ryan Gosling sin polera. Oh sí, él si es un tema digno de conversación.
Sin embargo, en los casos más crónicos de locura “yo-yo”, uno comienza a alejarse. ¡Y es que nadie puede soportar mucho tiempo una amistad así! Es como si la otra persona no te escuchara, y lo único que le importara es ser el centro de atención. Y ocurre que todas queremos un pedacito de la torta.
Y tú, ¿tienes amigas así?