Muchas veces olvido que mi galán es una criatura sensible al igual que yo, y lanzo mis filosas opiniones y críticas sin mayores filtros. Como seguramente ya habrás adivinado, la mayoría de esas veces termina dolido y cabizbajo. Yo me doy cuenta después de mi gran metida de pata, e intento arreglarla con un abrazo y un beso.
Pero gracias a las poderosas fuerzas del universo, soy una chica afortunada y mi galán olvida rápido. Sin embargo, no todos son así. Hay algunos chicos que pueden estar ¡días enojados!. Y lo peor es que se ponen como cabros chicos: no te hablan, no te miran y no te dicen lo que les molestó. Lo más probable es que haya sido ese comentario que hiciste sobre sus amigos, o sobre la nueva polera que se compró, ¡vaya uno a saber!
Es por esto que es importante ser delicada y sutil a la hora de decirle a nuestra pareja que su nuevo look no es de nuestro particular agrado. ¿Pero cómo hacerlo sin que se ofenda? Lo primero es nunca hacerlo en forma de crítica (te lo dice una criticona empedernida) y lo segundo es nunca referirse directamente a aquello que nos molesta.
Imagina que tu novio se está dejando crecer una barba tipo viejito pascuero. No sólo se ve mucho más viejo, sino que a la hora de los besitos te da una picazón terrible. En fin, en vez de decirle: “odio esa barba, deberías cortártela”, prueba diciéndole: “me gustaba más cuando estabas bien afeitado” o “extraño esa carita de niño bueno”.
¿Ves cómo suena distinto? Nuestra primera opción es directa, pero muy pesada y mandona. La segunda opción, en cambio, da a entender de un modo sutil que su nuevo look no te agrada mucho y, además, le da a entender lo que sí te gusta.
Ahora, por más que detestes el nuevo look de tu pareja, sí a él de verdad le fascina, no hay mucho más qué hacer. Si quiere cortarse el pelo como Vidal (algo espantoso, la verdad) o si quiere teñirse rubio oxigenado, pues allá él. Puedes decirle que no te agrada de manera delicada y tierna, pero eso no significa ni te asegura que vaya a cambiar.
No me queda más que decirte: mucha paciencia, ¡y mucha suerte!