Una de mis mejores amigas, la Cami, está completamente obsesionada con el futuro. Ha gastado todo su dinero en cuanto adivino ha encontrado, y todos ellos no han hecho más que darle predicciones generales y sin mayor importancia.
Recuerdo a uno en particular que nos encontramos un día paseando. Estaba sentado en la calle, con el típico cartel “lectura del tarot y la suerte”. No es que yo no crea en esas cosas, porque de hecho lo hago. Pero prefiero aquellos que me ayudan en mi crecimiento personal antes que esos que cuestan un ojo de la cara y no me dan nada concreto.
En fin, nos sentamos con el señor en cuestión y éste tomó la mano de mi amiga. Se concentró un momento y le dijo que dentro de poco haría un viaje al extranjero. También le dijo que sería una mujer muy exitosa, y que pronto encontraría al amor de su vida. ¡Qué buen futuro le espera a la Cami! ¿Verdad? El problema es que en vez de tomarlo como una “posibilidad”, mi amiga se terminó obsesionando aún más. ¡Sobretodo con el tema del amor!
Entonces empezaron las preguntas como “¿Cuándo conoceré a ese hombre especial?” “¿Será Pepito, o Juanito?” “¿Y si ya lo conocí, y no me di cuenta?” “¡Estaré sola por siempre!”. Y ese es el origen del círculo vicioso: volver a tirarse las cartas, a lanzar las piedras y consultar la bolita mágica. Necesita saber con exactitud el día, la hora y el lugar en que tal acontecimiento vital sucederá. Pero nadie es capaz de darle una respuesta tan exacta. Y si lo hacen, ¡qué charlatanes más grande!
Cuando nos obsesionamos tanto con el futuro, generalmente es porque hay algo en nuestro presente que nos genera ansiedad y nos inquieta. De hecho, ¡es como si quisiéramos huir de él! Soñamos con un futuro glorioso que nos permita escapar, aunque sea en la fantasía, de este fastidioso “ahora”.
Creo que todas estas pseudociencias no nos hacen ningún favor al predecir que seremos multimillonarias algún día (aunque el pensamiento es bastante consolador). Lo que de verdad ayuda es saber “cómo”: haciendo lo que nos gusta, ahorrando, emprendiendo, etc. Pienso que sirve mucho más gastar nuestro dinero en cursos de planificación financiera que en pronósticos inverosímiles.
Buscar desesperadamente respuestas en el futuro es intentar mantener el control a toda costa. ¡Pero la vida hay que soltarla! Es imposible que podamos controlar absolutamente todo lo que nos pasa, pero sí podemos dar lo mejor de nosotras mismas para que cada día sea mejor y nos acerque más a nuestros sueños.
Y tú, ¿estás obsesionada con el futuro?