Todas merecemos darnos un descanso de vez en cuando, y regalarnos un día para “hacer nada”. La verdad ¡yo soy bastante flojita! Me encanta enredarme entre las sábanas de mi cama y ver películas todo el día. Sin embargo, todo extremo es malo. Por lo mismo, ¿cómo saber si nos estamos dejando llevar por la pereza? Presta atención a estos 5 signos que nos indican si estamos cayendo en este pecado capital:
1. Has dejado de usar tu cerebro. Y no me refiero a que te hayas vuelto “tonta” ni nada por el estilo, sino que has dejado de lado las actividades que requieren el uso de tu materia gris, como lo son estudiar, leer, escribir, dibujar o hacer deporte. ¿Hace cuánto tiempo no haces algún Sudoku o avanzas en ese libro sobre tu mesita de noche?
2. No paras de posponer tus metas. Dejar la dieta eternamente para mañana, querida amiga, es un signo de que estás dejando llevar por la pereza. Y lo mismo vale para inscribirte en el gimnasio, matricularte en aquel diplomado, ordenar la casa o conseguir un mejor trabajo. La idea de comenzar algo nuevo te entusiasma mucho, pero a la hora del “qué hubo”, ¡nada de nada!
3. Has ganado un par de kilitos. Otra prueba de que estás cayendo en las garras de la pereza es que los pantalones te aprietan más de lo habitual. Te sientes adormilada todo el día y cualquier movimiento u acción que requiere una inversión de energía te cansa el pensamiento. ¡Qué flojera más grande! Pero la verdad es que tanta pereza y falta de ejercicio te ha hecho engordar, ¡y se nota!
4. Todo depende de cómo amanezcas. Se dice que la pereza es frecuente en personas que se guían por su estado de ánimo a la hora de tomar alguna acción. Y si ayer estabas entusiasmada por salir con tu novio, puede que hoy amanezcas “muy cansada” y decidas cancelarle. El problema es que constantemente estás cansada, ¡y constantemente le cancelas! Si eres el tipo de chica que cambia de planes por “flojera”, entonces te estás dejando llevar por la pereza.
5. Sólo te motiva la obligación. Cuando nos dejamos llevar por la pereza, lo única forma de motivarnos es por medio de la obligación, la amenaza o por cumplir con alguien más (y por quien sentimos un gran aprecio). De hecho, puedes identificar a varios flojillos dando vueltas porque dejan todo para última hora, con la excusa de que “trabajan mejor bajo presión”. Quizás te sientas identificada, pero debo ser sincera contigo: tanto estrés no te hace nada de bien. ¡No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy!
Y tú, ¿te dejas llevar por la pereza?