Cuando somos jóvenes la vida es más simple y disfrutamos de cada oportunidad que se nos pone frente a las narices. Sin embargo, llegamos a un punto en que la felicidad deja de ser un camino libre para convertirse en algo delimitado y estructurado. De pronto, comenzamos a entender la vida de otra forma y planificamos lo que esperamos de ella, para trabajar activamente en el cumplimiento de esas metas que nos llevarán a "ser felices".
El problema es que cualquier estrategia tiene sus fallas y las cosas a veces resultan de manera muy distinta a la forma en que la pensamos. Es en ese instante cuando sentimos que cada día nos alejamos de la felicidad y nos sumergimos en un estado de inercia que se transforma en una poderosa barrera que nos impide sentir esas cosquillitas en la panza.
Si sientes que tu vida está pasando en otro lugar muy distante al tuyo, tal vez estos consejos puedan ayudarte a encausarla de una manera positiva:
Que las cosas fluyan
Cuando planificamos demasiado hay más espacio a que los detalles se nos escapen de las manos. Hay momentos en que nada sale como lo planeamos, pero que tarde o temprano terminan llevándonos por el camino indicado. Relájate y aprende a sacar partido de cada vivencia, a aprender de ellas y a no frustrarte exageradamente cuando algo no resulta.
Equilibra la balanza
Incluso de una experiencia poco grata hay algo que rescatar. Por eso, necesitas dejar de enfocarte solamente en aquello que no ha resultado y necesitas otorgarle mayor valor a lo bueno que te rodea. Tu familia, amistades, tu carrera, tus hijos o el hecho de estar viva y tener cada día la oportunidad de cambiar las cosas, son motivos que debes considerar para equilibrar la balanza.
Genera cambios de manera activa
Si hay algo que te aleja de la felicidad, encárgate de cambiarlo. No sacamos nada con quejarnos y llorar, pero quedarnos estancadas viviendo un día igual al otro y en este tipo de situaciones debes ser tú quien tome las riendas de su existencia. Ya sea a nivel familiar, laboral, personal o físico, muévete para dejar atrás aquello que no te hace feliz.
No te rindas
Una de las claves del éxito es aprender a ser porfiada. Hay personas a las cuales no les cuesta conseguir lo que quieren, pero para otras el camino se vuelve cuesta arriba y a veces queremos bajar los brazos. Pero si una meta depende exclusivamente de ti para ser cumplida ¡no te rindas! y lucha para que ese viaje, el empleo de tus sueños o esa beca se vuelva una realidad.
Dosifica la autoexigencia
La autoexigencia es una de las principales causantes de que nos cueste ser sentirnos vivas, ya que esperamos demasiado de nosotras mismas y no nos damos espacios a fracasar. No se trata de tirar las ambiciones por la borda, pero tenemos que aprender a dejar de verlas como el único camino que te guiará a la felicidad. Por ello, en vez de reprocharte por aquello que no has conseguido, aprende a valorarte y a reconocer todo aquello en lo que eres buena.
La mayoría de las mujeres hemos sentido, en algún momento, que estamos viviendo una existencia que no nos permite desarrollarnos en plenitud. Pero lo importante es que aprendamos a revertir la situación, a volver a mirar a la felicidad con ojos más simples y a dejar de exigirle demasiado a la vida.