Es cierto que los amigos están ahí para escucharte y sostenerte en los momentos que estás a punto de caer. Los mejores te ayudarán a crecer y siempre te darán ese "empujoncito" para lo bello de la vida. Sin embargo, ¿qué sucede con aquellos amigos que giran en torno a sus propios problemas?
La amiga quejumbrosa suele ser aquella que siempre pinta su historia como si fuera la peor. Te habla para contarte sus problemas y, si le propones una solución, se encarga de encontrar ese "pero" que descarta tu ayuda. Este tipo de mujer vive hablando de lo injusta que es su pareja con ella, de lo mal que la tratan en el trabajo y lo terrible que es su situación familiar. En fin, cualquier experiencia que denote lo disconforme que está con su vida.
Como dije en el primer párrafo, los amigos están para ayudarte en los peores momentos, pero si la otra persona sólo se queja, no recibe tus consejos, ni te "devuelve" la mano cuando la necesitas, ¿vale la pena escuchar sus lamentos?
Cuando una persona es negativa, se puede percibir esta característica en su aura, su presencia. Y estar constantemente con alguien así, te terminará entristeciendo. Lamentablemente, debemos pensar si vale la pena tener a esta amiga al lado; si mereces el agotamiento emocional que experimentas cada vez que intentas orientarla y echa por tierra tus propósitos con su carga negativa. Por otra parte, si a ella solo le interesan sus "problemas" e incluso te habla de ellos mientras le expresas los tuyos, deberías cuestionar si realmente es tu amiga.
Si realmente la quieres, la primera opción es expresarle tu disgusto y decirle que no puedes ayudarla si ella no te lo permite; que también necesitas de su oído cuando el tema se trata de ti. No obstante si te responde algo como "a ti no te importa mi vida" o cualquier frase que regrese a ella misma, lo mejor es alejarse y dejar de escucharla. Ella no te quiere, sólo te utiliza.
En la vida es importante escoger bien a las personas de quienes nos rodeamos; no podemos agotarnos intentando resolver la vida de quien no tiene oídos para ti. Todos tenemos un límite que nos permite diferir entre lo que nos hace bien y lo que no. ¡No lo olvides!