Es un hecho que a los treinta y algo, pocas son las amigas que permanecen. La escasez de tiempo, ir quemando etapas de manera asíncrona y los distintos intereses son las principales causas por las cuales tendemos a “filtrar” partners. O - cuando menos - a visitarlas con menor periodicidad. Por eso, si pasaste de tener decenas de amigas a los 20 y a los 30 las cuentas con los dedos de una mano, no te alarmes. Es absolutamente normal. Y he aquí los principales especímenes que sucumben ante el colador:
1. La “Nini”: es la clásica partner a la que cortaron verde. La adolescente interminable. Ni trabaja, ni estudia, ni tiene intenciones de cambiar eso. A veces, finge estar motivada en encontrar un empleo o hacer algún curso, pero cuando al fin lo consigue, pone cientos de obstáculos para llevarlo a la práctica: “no es para mí”, “es fome”, “las sillas son incómodas”, “me queda a trasmano”, etc. Y, por supuesto, vuelve a ser Nini; le es agradable. Tiene una nutrida vida social y amorosa, junto con cientos de dramas. Por supuesto, demanda que tengas tiempo para oírlos y ayudarle a resolverlos, porque en su universo no existe la palabra “trabajo” o “estar ocupado”. Para ella, éstas son meras manifestaciones de mala voluntad y egoísmo de tu parte.
Por supuesto, por más que quieras a las “Nini”, tenerlas en tu vida tarde o temprano te lleva a sentir que adoptaste a una hija - exigente y malcriada - en lugar de tener una partner. Es demasiado absorbente y dependiente, por lo que de a poco terminas “filtrándola” o espaciando el contacto. En la etapa en que estás, con centenas de proyectos o preocupaciones, necesitas compañía y no alguien que sume estrés a tus días. Si a pesar de todo deseas conservarla, entonces ¡harto aguante!.
2. Las solteras / casadas / madres: seamos honestas, aunque sea incómodo: a unos y otros les cuesta llevarse. Disminuir la frecuencia en sus reuniones es prácticamente inevitable. Ambos están en etapas distintas, ¡y eso se nota!. Analicemos caso a caso: para una soltera, ver imágenes de bebés desde distintos ángulos y en diferentes momentos del día no es panorama interesante. Puede que incluso le gusten mucho, pero llega un punto en que empieza a cansarse. Y que el tema favorito de su partner sea la sala cuna, el pediatra, la “gracia” del día, las marcas de alimento, etcétera, etcétera, no colabora a crear un diálogo nutritivo. (¡Y es que reconozcamos que rayamos la papa - y con justa razón - por nuestras criaturas!)
Por el contrario: la madre de un niño pequeño (o una recién casada), al salir del trabajo siempre querrá volar con celeridad a su nido, para ver a su familia. No tendrá ánimo de ir a un after hour, salir a bailar o algo que le robe mucho tiempo a sus tesoros. Está preocupada por ellos, los ha extrañado y sólo quiere estar en su compañía. Además, sus gastos han aumentado ostensiblemente, por lo que tampoco le es atractivo gastar en parranda o ir de shopping (a menos que sea para revisar tiendas de guagua).
¿Qué hacer entonces, para generar amistades a esa edad o conservar las que aún quedan?
Si quieres conservar a esas amigas que ya son madres, no les exijas más tiempo del que pueden darte. Procura entender que están fascinadas con la etapa que están viviendo. Es algo nuevo, que llena su mente y corazón. Alégrate por su experiencia, intenta tener paciencia si se vuelven muy monotemáticas y aprende a relacionarte con ellas desde una nueva perspectiva. Y por el contrario, si eres mamá, haz un esfuerzo en oír las preocupaciones que tu amiga soltera expresa y reserva siempre un espacio para ella en tu agenda. Las palabras clave aquí son paciencia y perseverancia. Por supuesto, tampoco puedes exigirle a tu amiga que se ponga “en tu misma sintonía” si desea seguir viéndote. Las motivaciones y etapas son distintas, y hay que saber crear espacios nuevos si ambas pretenden mantener el vínculo.
En caso de que quieras ampliar tus horizontes y conocer gente nueva, el principal consejo es buscar entre quienes posean tus mismos intereses. Así, las apoderadas del colegio de tus hijos o las compañeras de talleres / diplomados / trabajo, etcétera, son excelentes alternativas. Y es que estamos en una edad en que el tiempo escasea, por lo cual las motivaciones y espacios en común serán excelentes aliados. Pero no te frustres si no consigues establecer vínculos de inmediato, ya que con los años nos volvemos más selectivas y privilegiamos tener buenos amigos en lugar de tener hartos.
Y tú, ¿cómo vives la amistad a los treinta y algo?