Sucedió hace un par de años. Mi pelo (castaño) comenzó a adquirir en forma natural ciertos reflejos rojizos, que me tenían muy complacida. “¡Qué lindo!”, pensé. Un efecto de peluquería, que se dio de manera espontánea. Pero ¡cuek!, ¡craso error!. Porque ese toque pelirrojo no era más que mi cabello ...
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