¡Qué difícil es soltar! Dar a nuestros afectos la libertad para que definan qué experiencias quieren vivir; o que fluyan y actúen en conformidad a su esencia. Permitir que crezcan, se conozcan y encuentren. Quererlos así; estar para apoyarlos, pero dejándolos existir como seres autónomos. Me pasa con mi hijo ...
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