Aquella etapa de las poses varias, selfies y fotos por doquier, para mí ya quedó atrás. Llámalo madurez o fuerza mayor, pero ahora las evito. ¿La razón? Desde que cumplí 30, ninguna - pero ¡ninguna! - de las imágenes en que aparezco me agrada realmente. No sé qué clase de brujería será ...
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