Hace rato ya que salgo con alguien... ¡meses! Y muchos me preguntan ¿es tu pololo? ¿Qué relación tienen? Ninguna la verdad, ningún compromiso, sólo compartimos nuestras ganas de pasarlo bien juntos, a veces.
Súper simple, tengo ganas de verlo, tiene ganas de verme, entonces ¡nos vemos! Hacemos un panorama entretenido o simplemente nos encontramos y lo más fascinante de todo es que cada vez que nos juntamos tenemos la misión de conquistarnos, como si fuera la primera vez.
A diferencia de un pololeo, no hemos caído en la rutina ni en esos relajos poco seductores. Cuando lo voy a ver, sé que tengo que estar perfecta, ser la más entretenida y sexy, porque no lo tengo asegurado, porque entre nosotros hay una química -no amor- que hay que activar.
Lo mejor es que no me interesa qué haga con su vida. Si comete errores en sus planes, si se desvía de sus proyectos, si no le resulta algo… yo, ni ahí. Claro, puedo consolarlo, pero si fuera mi pololo tendría que estar al tanto de todos sus problemas, aconsejarlo, ¡darle mi opinión! Y en eso no soy buena porque suelo ser impositiva. Si fuera mi pololo le daría recomendaciones de todo tipo para que fuera como a mí me gusta –sé que está mal pero soy así- y eso siempre me trae problemas.
Pero nada de eso, él siempre intenta estar perfect para mí, no contarme sus achaques, sino que vivir buenos y entretenidos momentos. Sí, hablamos de la vida y rozamos algunos temas como dos buenos amigos, con diferentes opiniones que no importa si no las logramos conciliar.
Como no nos estamos proyectando da lo mismo si nuestros planes van por caminos híper diferentes. Cada uno hace su vida pensando en el beneficio personal, sin tener que pensar en el otro.
Es una relación egoísta, o mejor dicho una no-relación, pero así somos felices y lo pasamos bien.
A mí me gusta harto “mi amigo” así que no ando buscando a otro hombre, pero si llegara a aparecer alguno que me guste más no tendré ningún rollo en intentar algo con él.
Siento que así la relación es más sincera… él está conmigo porque quiere, porque le nace, no porque tengamos un compromiso que nos ate y si se llega a enamorar de otra mujer no habrá engaños, ambos podemos seguir libremente nuestros sentimientos.