De acuerdo a científicos de la Universidad de Manchester, en Gran Bretaña, existe una sustancia química llamada hemopresina, capaz de inhibir el apetito en los seres humanos, que permitiría en un futuro cercano el desarrollo de una nueva clase de fármacos para adelgazar que no producen efectos secundarios.
La hemopresina actúa sobre los centros de recompensa del cerebro, -que normalmente se activan cuando una persona se deleita comiendo, fumando o bebiendo alcohol- bloqueándolas y, de este modo, disminuyendo la sensación de placer. Por esta razón, los fármacos derivados de la hemopresina podrían ayudar también a gente con problemas de alcoholismo o drogadicción.
Me parece excelente que al fin aparezca un fármaco que nos ayude a bajar de peso, sin pasar por el sufrimiento de las dietas o los miedos a los efectos secundarios que nos pueda provocar una droga (los cuales, en ocasiones, incluso estimulaban el desarrollo de estados depresivos y tendencias suicidas). Pero hay que esperar y ver si la hemopresina es la respuesta que hemos estado buscando, y qué cuidados tendremos que seguir para consumirla.