Siempre he admirado a la gente que es capaz de expresarse en pocas líneas. Tal vez por eso me acerqué hace algún tiempo al Twitter, con la esperanza de decir más, con menos palabras. Sin embargo, hay personas realmente capaces de sintetizar emociones y recuerdos, sumergidos en memorias colectivas que existen desde siempre, y que vivimos y sentimos sin compartirlas a diario.
Por eso me gusta el concurso Santiago en 100 Palabras; recuerdo que el primero de estos microcuentos que leí (se llamaba Mi Increíble Papá, por si lo quieren buscar) estaba estampado en uno de los costados de un vagón de la línea 1, el año 2007, y trataba sobre un niño que veía a su papá travestirse, pero pensaba que era un superhéroe. Desde entonces, fascinado por el formato de los escritos, leí todos los cuentos anteriores, y voté por mi favorito en esta nueva versión de la competencia.
En el sitio oficial, podrán revisar los cuentos de todas las versiones previas del concurso, descargar los libros en PDF y, lo más importante, votar por su favorito de este año. Hay plazo hasta el 13 de septiembre para que elijas tu predilecto.