¿Hay algo más intenso y loco que lo que sentimos cuando somos cabras chicas y nos “enamoramos” platónicamente de alguno de los Backstreet Boys, de Brad Pitt o de Leonardo Di Caprio?
Te sabes su vida al revés y al derecho; y haces competencia con tus amigas para ver cuál de las dos tiene más detalles. Dónde nació, cuánto mide, cuánto pesa, cuál es su comida favorita, quiénes son sus hermanos, qué signo es, el cual obviamente buscas si es compatible con el tuyo; y un sinfín de etcéteras.
Tu pieza está empapelada con su rostro, y eres feliz que sea lo primero que ves al despertarte y al apagar la luz. Tu billetera, tus cuadernos, tu agenda, tienen su nombre escrito rodeado de un corazón perfectamente dibujado. Te enojas cuando una amiga tiene el mismo amor platónico que tú, porque te gusta pensar que es solamente tuyo. Lloras y sufres porque en el fondo de tu corazón sabes que nunca lo vas a conocer. Sin embargo te gusta soñar y pensar que algún día, por circunstancias equis de la vida, te vas a topar con él; y él (bastante mayorcito que tú) se va a fijar en una pendeja que todavía tiene frenillos y espinillas, se va a enamorar y se van a casar.
El amor platónico de la pre-adolescencia es atroz! Se transforma en una perturbadora obsesión. Es el que más te hace sufrir, el que más fuerte sientes, el que te lleva a decir frases como: “Me mataría por él”. Es que cuando tienes 12 ó 13 años sientes que te vas a morir de amor, que nunca en la vida vas a encontrar a nadie tan perfecto; y eso que ni siquiera lo conoces de verdad. Por eso y muchas otras cosas es que creo que el amor platónico de la pre-adolescencia no tiene comparación! Ningún hombre es capaz de volverte tan desquiciada como a los 12 años. Si no me creen, miren este video!