Todos sabemos que lo que comemos en los restaurantes de comida rápida no es de verdad. Que la hamburguesa no es de carne o que esa cosa amarilla que parece plástico no es queso y no nos importa. Pero esto es realmente asqueroso. Un experimento demuestra lo rancio que es el McDonald’s y la comida rápida en general.
Sally Davies es una chiquilla común y corriente que decidió hacer una prueba. El 10 de abril de este año compró una Cajita Feliz y dejó en su velador la hamburguesa y el paquete de papas fritas en un plato, al descubierto. La idea era observar su reacción y sacar una foto diaria durante seis meses (que puedes ver en su Flickr). 180 días después la comida estaba intacta, no había gusanos, no había olor ni signos de descomposición. Siendo expuesta incluso a las altas temperaturas del verano.
Con lo que nos gusta la comida chatarra, luego de ver el video y pensar en ¿Qué basura es la que estamos comiendo y qué le estamos enseñando a comer a las futuras generaciones? Con las nenas de Fucsia reflexionamos seriamente y decidimos no comer más estas cosas que, así como no se descomponen, probablemente se quedan en nuestro estómago para siempre.