El otro día revisando cosas en la bodega, me encontré con una caja que tiene mis cosas personales y está bien cerrada. Hace años que no la abría y encontré como 5 agendas de cuando tenía entre 12 y 17 años, la mítica Pascualina. Hojeándolas me di cuenta que mi agenda era, principalmente, mi diario de vida de la época.
Los meses del verano eran los que estaban más llenos de cosas y textos. Por ejemplo que me juntaba con mis amigos en la playa y que íbamos a tomar helados. O que me peleaba con mis amigas y sufría tanto, pero en verdad el enojo duraba un día con suerte.
Pero lo más tierno fue encontrar mis “historias de amor”. Eran tan inocentes! Escribía cosas como que “estábamos todos y me habló sólo a mí”, que me sacó a bailar o que sólo me miró. Me encantó recordarlas.
Así que ahora mis agenda-diario seguirán en esa caja para que cuando las encuentre de nuevo, me haya olvidado de su existencia y me vuelvan a sorprender.