Desde chicos fuimos inculcados socialmente a estar en pareja, a pasar a la adultez acompañados y a formar una familia. Aunque podemos reconocer que este estado es uno de los mejores en que una persona puede estar, muchos toman decisiones contraproducentes por miedo a estar solos.
Hay personas que no aprovechan el momento de soltería para realizar actividades enriquecedoras como hacer un curso, conocer gente nueva o fortalecer las relaciones que ya tienen y lo único que desean, es dejar de estar solos. Esto puede llevarlos a tomar malas decisiones, como volver a una relación que nunca funciono, o buscar ansiosamente a cualquier tipo de compañero.
En esos momentos hay que pensar serenamente y darse cuenta que nunca estamos completamente solos. Tenemos familiares, amigos, conocidos, compañeros de estudios y de trabajo que nos enriquecen y aportan algo lindo día a día. Muchos de ellos, estarían incondicionalmente con nosotros, sólo debemos saber quiénes son.
El miedo a la soledad es un pésimo consejero en la búsqueda de una pareja. La mejor opción que nos presenta el estar solos, es la enorme oportunidad de conocernos, tener nuestro espacio, saber quiénes somos, qué queremos en la vida y cómo lo queremos. Sólo así, podremos encontrarnos con alguien que complemente nuestra felicidad individual.