Para prevenir el embarazo existen varios métodos anticonceptivos. Sin embargo, la mayoría de nosotras tomamos pastillas, que a veces se pueden transformar en un cacho: se nos quedan en otra cartera, se nos olvida tomarnos una, otra se nos cae por el lavamanos, etc, etc, etc. Para evitar este tipo de preocupaciones les tengo un dato top: el implante anticonceptivo.
Es un pequeño tubo de 40 mm de largo y 2 mm de ancho, que se pone debajo de la piel, en la cara interna del brazo. Se adormece la piel con anestesia local, se hace una pequeña incisión y se introduce. La herida cicatriza igual que un pequeño corte y duele sólo por un par de días.
La hormona que posee el implante es liberada lentamente en el torrente sanguíneo de manera constante, impidiendo la ovulación. Provoca también que la capa del útero se vuelva más delgada, lo que significa que si el óvulo llegara a fertilizarse, no sería posible que se anclara en el útero.
El implante anticonceptivo- el cual posee un 99% de efectividad- dura de 3 a 5 años dependiendo de la marca. Generalmente evita esos desagradables dolores menstruales y no necesitas revisiones periódicas una vez colocado.
Obviamente también tiene sus contras. En algunos casos los periodos se vuelven poco frecuentes e incluso llegan a detenerse, lo que puede ocasionar molestias. Otras mujeres experimentan sangrado irregular, aunque se supone que con el tiempo las reglas logran estabilizarse.
En Chile se comercializan dos: Jadelle e Implanon. Si estás interesada en colocártelo, consulta con tu médico. Del valor no tengo idea, pero me contaron que es equivalente a comprar pastillas mensualmente durante 3 años. O sea, no hay por dónde perderse.