Muchas veces nos vamos de vacaciones con la intención de solamente pasarlo bien, pinchar, tomar, carretear, despejarse, vivir una semana sin preocupaciones y desconectarse del trabajo. Pero, de repente, así, sin programarlo ni pensarlo, aparece alguien especial.
Me acaba de pasar. Me subí al avión tan solo pensando en el bar abierto y lo mal que me iba a portar, pero, por cosas del destino o qué sé yo, conocí a un italiano que me encantó. Mino, simpático, caballero, con el que viví una de las mejores semanas de mi vida.
No sé qué me pasó, pero desde que volví, pienso todo el día en él y sueño con que vamos a volver a encontrarnos. La cosa es que igual debo ser realista, él vive lejos y las posibilidades de que mi mini romance se transforme en algo serio, son un poco complejas; es más… son prácticamente imposibles.
Les juro que dejaría todo tirado, me iría hasta Europa sin ni un peso, sólo para poder verlo de nuevo. Alguna de ustedes tiene una historia parecida que quiera compartir conmigo; a ver si me pongo más romántica todavía, o... más realista.